Un joven de Guardo, becado con una plaza de academista en la Sinfónica de Amberes
Elías Blanco del Prado se fue a Holanda en 2017 para formarse y ha competido entre 25 músicos para entrar en la orquesta belga
JOSE CARLOS DIEZ / GUARDO
Era, quizás, el niño más pequeño en la Banda de Música de Guardo y destacaba en el fondo de los conciertos como percusionista. Llegó el momento de piezas en solitario, ganándose el aplauso de sus vecinos y en 2017 abandonaría la villa para viajar a Holanda y continuar formándose en su pasión: la música.
Ahora, Elías Blanco del Prado ha conseguido su primer hito: hacerse con la posición de academista para la Orquesta Sinfónica de Amberes, un puesto que el joven músico asimila al del “becario” pero que tiene como finalidad dar a los jóvenes la oportunidad de tocar en una orquesta profesional durante varias programaciones para coger experiencia en el entorno y, además, contar con un salario.
Si bien esta posición no da acceso a una plaza en la orquesta, puesto que para ello tiene que abrirse una plaza y presentarse las pruebas “durante un año tocas con la orquesta y coges experiencia de cada concierto”, explica Blanco, que asegura que “este tipo de pruebas demandan muchas horas de trabajo, mucha perfección y, sobre todo, mucha preparación mental”.
Este último punto es vital pues, según destaca el músico “cualquier fallo puede hacer que no te cojan” y es que son pruebas en las que, si bien “no hay mucha rivalidad, sí hay mucho nivel. Es una competición para ver quién es el mejor y gustar al jurado”.
Y si hay algo en la música y en este tipo de pruebas es la subjetividad “porque hay diferentes estilos, no hay cosas bien ni mal interpretadas, depende del gusto de cada persona”, explica el músico. “Una pieza se puede tocar de tantas maneras diferentes como personas la toquen”, asegura.
Por la academia que ahora mismo ha conseguido el guárdense competían alrededor de veinticinco personas, cuyo requisito era tener una edad de entre 18 y 27 años, mientras que para una plaza en una orquesta como titular suele tener, al menos, el doble de concurrencia, al no tener el requisito de la edad.
Su sueño, a largo plazo, una vez ganada toda la experiencia posible, sería conseguir una plaza en una orquesta profesional “como la Orquesta Real del Concertgebouw de Ámsterdam, una de las mejores del mundo”, explica, aunque también reconoce que le gustaría volver a España, si bien depende de que se abran plazas en orquestas de prestigio como la sinfónica de Galicia, País Vasco, Valencia o en el Palau de les Arts de Barcelona.
Este guárdense que marchó en 2017 con 18 años a Holanda se muestra tremendamente agradecido al Club Rotario de Palencia, que durante cuatro años le ha becado con el importe de la matrícula del conservatorio (alrededor de 2.100 euros anuales) “porque gracias a ellos he podido prepararme profesionalmente”, destaca.
Además, “el alquiler y nivel de vida en Holanda es bastante más alto. Es de los más altos de Europa y de eso se encargan mis padres, a quien no hace falta, siquiera, que diga lo agradecidísimo que estoy por todo el esfuerzo que están haciendo”.