Velilla recupera la escalada del pino con un ejemplar de 23 metros
El joven Pablo Abad demuestra su buena preparación física y logra nuevamente subir a lo alto del árbol en una celebración muy animada
JOSE CARLOS DIEZ / VELILLA
El buen tiempo acompañó en la jornada de ayer la recuperación de la tradición de la pinada del mayo en Velilla, que se ha visto suspendida por la pandemia en los dos últimos años y que este año ha vuelto con fuerza.
Fuerza que hizo falta por la mañana, a las 10:00, cuando los mozos y las mozas del pueblo acudieron al pinar a seleccionar el mejor ejemplar para su poda, tala y preparación. Un ejemplar de 23,07 metros que fue preparado en el mismo pinar y al que acompañó uno más pequeño para los niños de la localidad, que siempre quieren imitar a los más mayores en la escalada.
Tras el arduo trabajo en el monte, dio comienzo la comida, en la que participaron todos los colaboradores y acompañantes y con la que recuperaron fuerzas tras cargar los árboles en el camión del Ayuntamiento para su traslado hasta la Reana, donde se realizaría la pinada.
Pero antes, en la Plaza Mayor se realizó el adorno del árbol, en el que siempre se colocan numerosos dulces y adornos.
El buen clima hizo que numeroso público disfrutarse del espectáculo de la pinada, en el que cuatro hileras de voluntarios agarraron las cuatro sogas con las que se fue alzando el pino. Su destreza y la buena dirección, que indicaba cómo debían irse abriendo y girando, además de colocando los apoyos, hizo que la pinada fuera bastante rápida.
Tras ese proceso y tras asegurarlo, comenzaron las ascensiones, en las que el joven Pablo Abad demostró su buena preparación física y logró nuevamente subir a lo alto del pino, consiguiendo el premio del jamón que tradicionalmente regala el Ayuntamiento.
Mientras tanto, los asistentes pudieron degustar queso y chicharro a la vez que bailaron al son de las jotas. Por su parte, los más pequeños de la casa pudieron jugar al aire libre disfrutando con varios juegos tradicionales, además de intentar subir al mayo, algo que hicieron con todas sus ganas.
Se trata de una celebración de origen celtíbero en la que el pino encarna a la madre naturaleza y con la que los antepasados pedían buenas cosechas para el año agrícola.