Velilla del Río Carrión

Pastas y bocadillos para los vecinos del barrio de Las Cortes, que fueron desalojados

Tuvieron que abandonar sus hogares o permanecer dentro con las persianas bajadas una hora antes de la explosión

JOSE CARLOS DIEZ / VELILLA

Después de la histórica jornada que vivió Velilla en la jornada de ayer con la voladura de la torre de refrigeración de la central térmica de Velilla, los vecinos del barrio de las Cortes, que fueron desalojados al estar sus viviendas en el radio de exclusión han vuelto a sus casas con un paisaje muy diferente.
El Ayuntamiento les había propuesto acudir al hogar del Pensionista, donde les ofrecería un refrigerio durante las tres horas que, en principio, tenían previsto estar fuera de sus casas.
Hasta las 16:02 horas, momento en el que explotaron las cargas explosivas que se colocaron en las 490 perforaciones y que sumaban un total de 82 kilos de explosivos, ningún vecino hizo acto de presencia en el Hogar, puesto que no querían perderse el histórico momento que iba a cambiar el perfil de la localidad.
Uno de los casos es, por ejemplo, el de Manuel de Prado y Puri Cañivano que, aunque viven al otro lado del río, también se encontraban dentro del área de exclusión. “La verdad es que el protocolo ha funcionado muy bien, han venido a ver las casas, nos han hecho fotos a todo por si la explosión nos afectaba y, además, nos han dado consejos para que nuestras casas no sufrieran daños”, explicaba de Prado, que comentaba “nos dijeron que cerrásemos todas las ventanas y persianas y que dejásemos una abierta para evitar daños por la posible onda expansiva”.
“Para mi ha desaparecido una parte de mi historia, porque estuve trabajando como sanitario en el equipo que estuvo desplazado en la térmica durante los tres meses que duró la construcción. Dormíamos allí, porque en la construcción no se paró de verter hormigón y se trabajaba las veinticuatro horas”, explica este sanitario jubilado, que aseguraba también “lo que más pena me da es que se cierre una época y no haya nada nuevo. Cuando se tira una casa vieja, lo importante no es que se tire, si no que se haga una nueva. Aquí lo importante sería que se hiciera algo próspero para el pueblo.
También fueron, tras la explosión, José Ramón y Marta Díaz, vecinos de la Calle las Cortes. “Para nosotros va a ser muy raro volver a casa, porque yo lo he visto toda la vida”, explicaba la joven Marta, mientras que José Ramón aseguraba “yo veía crecer la torre día a día, cuando íbamos a la mina a trabajar”.
“Que tiren esto no me da pena, me dio pena cuando cerraron la central”, explica este minero jubilado que, además, pide que “se dejen las naves para los autónomos del pueblo y que se respete el poblado, que son viviendas y pueden atraer gente”.

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