Puerta grande en Guardo para Jesulín de Ubrique y Víctor Janeiro
Los hermanos protagonizan una bonita tarde de toros
JOSE CARLOS DIEZ / GUARDO
La plaza de toros casi se ha llenado este domingo para recibir a Jesulín de Ubrique y a su hermano Víctor Janeiro, que tiene familia política en el municipio. Al llegar a la plaza, Víctor mostró su satisfacción por la faena del año anterior y se mostró «encantado de volver a estar aquí. Espero que es público disfrute, que es de lo que se trata», dijo. Respecto a compartir cartel con Jesulín de Ubrique, dijo que «en la calle somos hermanos, pero aquí lo que quiero es que me embistan» y concluyó que «en definitiva, lo que importa es que el público se lo pase bien y tengamos buena tarde».
Por su parte, Jesulín de Ubrique explicó que estaba contento «porque siempre que toreo estoy contento», a la vez que confesó haber venido a Guardo en anteriores ocasiones a cazar. «Para mi siempre es un gusto muy grande poder torear con mi hermano y siempre lo he intentado» y sobre el tamaño de los novillos que se torean en Guardo explicó «no hay enemigo chico. Con el mismo rabo, un toro de 400 kilos te pueden hacer daño» y aseguró que aunque sea una plaza de tercera «quiero hacer las cosas bien siempre. Lo que quiero es que me embistan los novillos, lo demás me toca a mí», explicó.
La faena se desarrolló con una entrega notable en ambos hermanos, aunque mucho más en Víctor, quien tenía la responsabilidad de mejorar su faena del año anterior.
El primero de la tarde salió bravo y con fuerza. Jesulín le recibió con unos capotazos y, tras las banderillas, le toreó bien. En la suerte, le dio un pinchazo y remató la faena con una estocada certera, que le hizo valedor de dos orejas.
El segundo novillo fue también bravo y Víctor le recibió capoteando con ganas y arte. Con la muleta le toreó bien, en una faena larga y entregada, con muchas ganas, en la que se le notó que toreaba para el pueblo, lo que también le hizo conseguir dos orejas.
El tercero salió con fuerza embistiendo contra los burladeros, pero enseguida se le acabó esa fuerza. En la segunda parte, Jesulín le sacó partido a los pocos muletazos que le pudo dar. Finalizó la faena con un pinchazo, una estocada trasera y un descabello.
El mejor novillo de la tarde con diferencia fue el cuarto, para el que el público llegó a pedir el indulto, por la nobleza y la bravura que demostró en toda su lidia, aunque por la categoría de la plaza no se pudo conceder. En todos los tercios el novillo respondió y su suerte llegó con un pinchazo y una estocada, que le hicieron lograr las dos orejas y el rabo.
Ambos salieron por la puerta grande, aunque Jesulín no quiso salir a hombros, por lo que su hermano rechazó que los peñistas de la localidad le llevasen a hombros.