Un patio cordobés en Apeninos
Familias y colectivos de Guardo se han implicado en una vistosa y animada fiesta andaluza de la escuela infantil
JOSE CARLOS DIEZ / GUARDO
Los niños de la Escuela Infantil Apeninos de Guardo han disfrutado también de la fiesta de la primavera celebrada en el municipio. Los responsables del centro educativo han transformado las instalaciones de la escuela infantil en un patio cordobés, lleno de flores, como petunias o geranios, plantadas por los niños en uno de los múltiples talleres que se organizan en el centro, de acuerdo a su metodología educativa.
“Todos los años, coincidiendo con la primavera, les enseñamos a respetar las flores y las plantas”, explica la directora del centro, Marta de Prado “y este año hemos aprovechado que coincidía con la fiesta de la primavera en la localidad para convertir nuestro patio en un patio cordobés y traer al centro el espíritu andaluz”.
En la actividad han participado activamente los padres voluntarios del centro, que también ayudaron en la elaboración de los trajes que se hicieron para cada alumno. Un traje con sombrero y fajín para ellos y pañoleta y una flor para ellas, todo hecho con cartulina y papel de seda que los niños han decorado con gomets.
Pero el centro no sólo implica a los padres y a su comunidad educativa, sino que también aglutina a otros colectivos de la localidad. Así, después de que una de las madres del centro cantase música flamenca, un grupo de alumnas de flamenco de la Escuela de Música, Danza, Teatro y Artes Plásticas de la localidad bailaron ante los niños.
Además, también colaboraron en la fiesta un grupo de exalumnos del centro, de etnia gitana, de entre 14 y 16 años que tocaron en directo la caja y la guitarra y asombraron a los niños con su voz en directo.
También colectivos como el Club de Entibadores participaron con un caballo para ambientar la fiesta, los hosteleros prestando decoración, y KeDeKe espectáculos con la megafonía, entre otros. “Es un lujo contar con tanta colaboración de toda la comarca”, explicaba la directora visiblemente agradecida.
Una comida campera
Para terminar la jornada, los pequeños también disfrutaron de una comida campera en el patio con platos típicos andaluces. “Es una forma de enseñar la cultura a los niños y que no se asusten cuando salgan a la calle y vean este tipo de cosas”, asegura de Prado, recordando que realizaron una actividad similar en Semana Santa “y cuando sales a la calle ves que los niños ya no se asustan de los tambores, porque ya lo conocen y lo identifican.
Esta no es la única fiesta o actividad que tienen en el centro, ya que hace pocos días viajaron en tren para realizar una merienda en la localidad vecina de Castrejón de la Peña y cuentan con multitud de talleres, como maquillaje, cocina, animales o de frutas, con los que pretenden familiarizar a los niños con todos los posibles ambientes del día a día.