Montaña Palentina

Puente Agudín se reivindica

descansando a la sombra

esperando

llevando las calderetas

El popular guiso del pastor congrega en la Fiesta de la Montaña Palentina a centenares de personas que reclaman más apoyos para la celebración

JOSE CARLOS DIEZ / CARDAÑO DE ABAJO

Los más adeptos a la Fiesta de la Montaña Palentina, que cada año se celebra en la campa de Puente Agudín, en el cruce de la Ruta de los Pantanos con la carretera de Cardaño de Arriba, no quisieron faltar este domingo a la cita organizada por el Centro de Iniciativas Turísticas (CIT) Fuentes Carrionas. El tiempo fue uno de los factores que motivó la numerosa presencia de público, ya que tras varios días de una intensa ola de calor en todo el territorio nacional, los asistentes a Puente Agudín acudieron en busca del frescor de la montaña.

Una de las actividades estrella de los dos últimos años son las visitas guiadas a la cueva de Agudín, con guías expertos de Velilla del Río Carrión y de la Unión Espeleológica Vallisoletana. Este año se programaron cuatro turnos que se completaron, lo que volvió a evidenciar el interés que suscita esta gruta que aspira a ser visitable. Una realidad cada vez más cercana, ya que el alcalde de Velilla, Gonzalo Pérez Ibáñez, anunció ayer que la antigua iluminación de la Cueva de los Franceses será la que se reutilice a la entrada de la cavidad.

Sin embargo, el acto central de la Fiesta de la Montaña Palentina es la elaboración y posterior reparto del popular guiso del pastor, un laborioso plato que llevó a Salvador Varela y Ángel Martínez, cocineros del CIT, a llegar a la campa los primeros para preparar el fuego y las 26 calderetas que se cocinaron. «Este año son 460 kilos de cordero, 30 más que el año pasado, ajos, pimienta, cayena, laurel, pimentón, agua, sal y aceite», explicaban los dos cocineros, orgullosos de estar al mando de la preparación. «Aunque echamos de menos a jóvenes que se impliquen en los fogones, porque si lo dejamos nosotros, ¿qué va a pasar?», se preguntaba Salvador Varela.

Mientras el guiso del pastor se calentaba al fuego de la leña de haya, centenares de personas fueron llegando a la campa para escuchar el pregón del escritor burgalés Enrique Rivero, que tiene raíces palentinas. Un pregón que no fue tal, sino más bien un momento para expresar sentimientos frente a un público que se refugiaba a la sombra. Rivero aprovechó para agradecer la presencia a todos los políticos, «pero sobre todo a los amigos del CIT, que son los que hacen posible esta fiesta», recalcó. Durante su alocución, recordó al fallecido presidente de la Diputación, José María Hernández, que era un asiduo de Puente Agudín, y también a Casiano de Prado, que en 1854 fue el primero en ascender al Pico Espigüete.

«Estamos en una tierra que es un desierto demográfico y la solución no debe ser San Glorio, sino que debemos dar valor a nuestra zona y que la gente venga por lo que tenemos», señaló Enrique Rivero.

Tras la misa y el pregón, se procedió a repartir las centenares de raciones de guiso del pastor a las numerosas personas que, desde un par de horas antes, guardaban ya su turno. La degustación tuvo este año, al igual que el anterior, un precio de uno o dos euros, según el tamaño de la cazuela de barro, que el público pudo quedarse. «Es un precio que se ha puesto únicamente por controlar las raciones que se dan, no por lucro del CIT, ya que había gente que traía cazuelas y pedía cuatro raciones. Ahora, si quieren cuatro raciones, tendrán que aportar cuatro vales», explicó el presidente del CIT, Pedro Vargas.

En el reparto de las raciones colaboraron los numerosos políticos que se acercaron hasta Puente Agudín, entre ellos, la presidenta de la Diputación, Ángeles Armisén, que estuvo arropada por varios alcaldes de la zona norte.

Durante la tarde, los asistentes disfrutaron de danzas regionales, Lucha Leonesa, y El Trío Ibiza.

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