Un soberbio Mayo de 21 metros
Velilla celebró la recuperada tradición, con asistencia de numerosos vecinos y con la animación de las canciones de la coral
JOSE CARLOS DIEZ / VELILLA
El mayo volvió ayer a pinarse en Velilla por cuarto año, después del obligado aplazamiento la semana pasada debido a la lluvia. Así, ayer, con las primeras luces del alba, los mozos se reunían para ir al monte, cerca de la zona del vivero, para buscar el mejor ejemplar de pino, recto, robusto y sano, para prepararlo para su pinada por la tarde en la Reana. Después de una intensa búsqueda, cuando los mozos, a los que se fue uniendo alguno más a lo largo de la mañana, eligieron el ejemplar a talar, entraron en funcionamiento hachas y las motosierras, con las que el árbol fue talado.
Por ir mejorando la tradición, desde que se retomase en 2012, cuando el árbol midió 20 metros de altura, en 2013 fueron 22 metros y el año pasado exactamente 24,90 metros, lo que supuso un considerable aumento de altura. Este año el árbol ha sido algo más modesto en altura, 21 metros. Según indicó el concejal de medio ambiente, Pablo Abad, «no hay todavía ninguna población que nos supere en altura, por lo que no lo íbamos a complicar innecesariamente a los mozos», explicó.
Después de reponer fuerzas con una comida para todos los que habían colaborado en la preparación, el árbol se cargó en un camión del Ayuntamiento para bajarlo hasta el pueblo, donde los vecinos le colgaron rosquillas, adornos y, lo más importante, un jamón, el premio para el primer atrevido que subiese hasta la copa. Tras esta preparación, la charanga Cuatro Caños de Guardo, además de los dueños de las bicis clásicas que ayer se concentraban en la localidad, acompañaron al cortejo. Decenas de vecinos se sumaron también emocionados al pasacalles hasta la Reana, donde ya estaba preparado el hoyo para su pinada desde la semana pasada.
Meticulosa preparación
Una meticulosa preparación de las cuerdas precedió a la colocación de los mozos en las sogas. Con bastante menos esfuerzo que otros años y, sobre todo, mucha técnica, además de con sogas renovadas, los mozos, bajo las órdenes de José Martín, izaron el árbol bajo un sol que hizo el día inmejorable, acompañados de los cantos de los componentes de la coral, que estuvieron continuamente animando la fiesta. Y junto al gran tronco, se plantó otro pequeño, de los niños del pueblo.
Una vez elevado el mayo, y tras el aplauso del numeroso público que acudió a la Reana, el concejal de Medio Ambiente fue el primero que quiso asegurarse de que todas las cuerdas estuviesen colocadas correctamente. La soga que asegura el arnés de los que quieren trepar, se desprendió y el jamón quedó en lo alto. Fue Abad el que intentó subir para volver a colocar la cuerda, aunque finalmente lo hizo Sergio Pérez, que llevaba dos años llevándose el jamón, y el público le animó a cogerlo. No obstante, dejó el premio arriba para que otros pudieran intentarlo. José María Renedo fue el que consiguió llevarse el premio del mayo.
Concentración de bicis
Los que no se perdieron la fiesta fueron los participantes en la segunda concentración de bicicletas clásicas, que ayer tuvo lugar en la localidad. Al coincidir con la pinada del mayo, no dudaron en participar en el pasacalles, dando aún más colorido al desfile. Incluso ayudaron a izar el árbol, cogiendo la soga, el pico y la pala o las piedras de la base.
Los participantes se mostraron satisfechos, ya que se juntaron una decenas de bicicletas, superando la asistencia del año pasado.