Guardo

Carlos Santos Actor «El goya no está mal, pero el AMGu de Honor es un «top» en mi carrera»

El murciano recibió el premio en la clausura del VI Certamen de Teatro Aficionado de Guardo y califica la experiencia de «emocionante y emotiva»

JOSE CARLOS DIEZ / GUARDO

El murciano Carlos Santos, Premio Goya al actor revelación en 2016, ha sido este año el elegido para recibir el AMGu de Honor 2018 en la gala de clausura del VI Certamen Nacional de Teatro Aficionado de Guardo, no dudó en acudir a la villa para dar su apoyo al mayor proyecto cultural de la región.

¿Qué tal la experiencia en AMGu?

Emocionante y emotiva. Ha sido. Cuando ves un vídeo de gente que lo hace con tanto cariño y esfuerzo, con una asociación al final cultural, que funciona con ayudas , y que se curren esto, te inviten y te quieran dar un premio y quieran hacerte un homenaje, ha sido bastante emocionante.

Ha recibido un Goya, un premio mucho más prestigioso que un AMGu de Honor…

(Interrumpe la pregunta) Bueno, eso lo dirá usted. Yo no sé cuál tiene más prestigio. El Goya no está mal, pero el AMGu, ¡cuidado! El AMGu de Honor es un «top» en mi carrera, eso sin duda.

Lo han recibido también otros artistas, ¿pudo hablar antes de venir con alguno de los ya premiados?

No, no he podido hablar con ellos. Sí que me lo comentó Sara, es la única que me había informado un poco de qué iba todo esto. Además Manuel me envió toda la información sobre el proyecto. Me habrán dado un Goya, habré salido por la tele, pero sigo haciendo teatro y, ahora, por ejemplo, dirigiendo a una compañía muy pequeña. Sigo vinculado a este mundo que, como ha dicho Sara, de ahí venimos todos. Estuve viendo unas imágenes del Caballero de Olmedo y es la primera obra de teatro que hice con 15 años. Es el germen de todo y el amor que un grupo de teatro aficionado le pone a montar una obra, sacando horas de donde no las tienen, sacrificando cosas incluso de familia para poder reunirse…. Ese es el verdadero motor de la cultura, esta gente.

¿En qué momento de su vida decide aparcar todo para dedicarse a la interpretación?

La primera vez que me subí a un escenario. Tenía 15 años y me subí a hacer un trabajo de clase, que era hacer unos entremeses de Cervantes y esa vez, que como digo era la primera, “el bicho” del teatro, que es un bicho que si te pica no tiene antídoto, me picó. Iba a estudiar periodismo o historia del arte y decidí que esto era lo que iba a hacer. Continué haciendo teatro en el colegio, con obras como “El Caballero de Olmedo” o “Sueño de una noche de verano” y alguna obra con la que salimos fuera de Murcia, incluso. Algún certamen parecido a este también ganamos. Pasé a estudiar Arte Dramático y de ahí a Madrid, no hay otra.

¿Comenzó en alguna escuela como la de AMGu?

No, comencé en la Escuela Superior de Arte Dramático de Murcia, que son estudios homologados por la Universidad. Es un título de Grado Superior

Hay muchos actores y actrices que, cuando saltan a la fama con un personaje, terminan odiándolo, como el caso de Loles León y el problema que tuvo con Paloma. ¿Le ha pasado lo mismo con Povedilla?

Bueno, luego ha vuelto a La que se avecina, por lo que tanto no lo odiaba. Para mi es imposible odiar a Povedilla. Es el personaje que me dio a conocer durante los cinco años que duró la serie. Primero me dio a conocer muchas herramientas mías como actor, el hecho de estar delante de una cámara durante cinco años y de representar un personaje al que, en cada capítulo, me hacían una barbaridad más grande. Me enterraron vivo, me pusieron tetas, tuve un hermano gemelo, fui padre, me casé, me cortaron una mano… ¡me hicieron de todo! La gente lo recuerda como un personaje de comedia, pero yo lo recuerdo haciendo comedia pero también unos dramas del carajo. Aprendí muchas cosas de mí como actor, a resolver situaciones mucho más rápido, a coger muchísima confianza. Gracias a este personaje ha venido todo lo demás. Si ahora me llamaran para hacer una pequeña vuelta, como una temporada de ocho capítulos de sólo un caso, estaría encantado de volver a enfundarme las gafas de Povedilla, que las tengo yo guardadas.

Cuando ha conocido AMGu y su proyecto, ha podido ver la ilusión que le pone la gente. Esa ilusión también lleva a pensar que alguien se puede dedicar a esto de forma profesional. ¿Qué les diría?

Siempre digo lo mismo. El mayor motor que tiene alguien para dedicarse a algo, aunque siempre hay quien no tiene la oportunidad, es la vocación. Eso te da alas en tu trabajo a la hora de dedicarte a ello y dedicarle las horas que sean necesarias. Hay mucha gente que tiene un master y está poniendo hamburguesas en un McDonald’s. Igual no tan excesivo, pero hay gente muy formada que todavía no ha encontrado su lugar. Si lo haces con un trabajo vocacional, siempre te va a hacer más feliz.

¿Música o teatro?

Ambas (ríe). ¿Me dijiste que con una palabra, no? Interpretación, sin duda. Tocaba en el grupo de mi hermano antes de empezar a hacer teatro y dejé el grupo para poder ensayar las obras de teatro. Me quedo con eso, pero casi ambas.

¿Teatro profesional o aficionado?

Es lo mismo. En el Teatro Universitario de Murcia, fuimos a actuar a El Paso, en Tejas. La primera vez que crucé el charco fue para hacer teatro y no era profesional. La única diferencia es que no nos pagaban por hacerlo. Esa es la única diferencia.

¿Volverá?

Sin duda. Lo he dicho delante de todo el público. Este es un buen rumbo y una buena meta en el camino. Volveré cada vez que haya oportunidad.

Compartir