Guardo

Un grupo familiar impulsa una granja de caracoles en Villalba de Guardo

Alén, Miguel Angel y Juan Manuel Rodríguez, ante su su negocio

Interios de una jaula de experimentación, con algunos ejemplares

Detalle de huevos de caracol

Alén-Col calcula una producción de 20 toneladas para salir al mercado en abril del próximo año

JOSE CARLOS DIEZ / GUARDO

Si hay un insulto que muchos no quieren escuchar, es el de caracol, un animal que, sin embargo, para muchas personas es una exquisitez. Entre estos últimos está Miguel Ángel Rodríguez, que considera el caracol un manjar, y ahora, también un medio de vida. Y es que en estos días ultima la preparación de una nave de Villalba de Guardo para acoger los primeros ejemplares del negocio de cría que va a poner en marcha.

«Siempre estoy buscando ideas, porque no puedo estar parado. Empecé con los caracoles porque me encantan para comer y además tiene cero grasas, así que mucho mejor, porque es la tendencia actual», explica este empresario, que, junto a Alén Rodríguez, su sobrino, y José Manuel, su hermano y padre de Alén, ha creado la empresa Alén-Col.

A la afición de Miguel Ángel Rodríguez por el caracol se unió su interés por la biología, por lo que empezó a investigar la vida de este molusco gasterópodo, desde sus hábitos a su reproducción, algo que le impresionó, y que le llevó a investigar el mercado, tanto de España como del extranjero.

Riesgos de desaparición

«También investigué de dónde se sacaban los caracoles, porque los silvestres están poco a poco desapareciendo por culpa de insecticidas y productos químicos, además de por malas prácticas de captura», explica este emprendedor. Indica que «muchas personas capturan alevines, y si a una especie no se le deja crecer y reproducirse, desaparece».

Son muchos los negocios que esta familia ha dirigido, entre ellos un restaurante, y fue allí donde se dio cuenta del problema para encontrar caracoles en cantidades suficientes. Además, el 80% del producto que se consume en España, unas 16.000 toneladas, son de importación, afirma Rodríguez. Añade que son caracoles procedentes de Marruecos, «y son de muy mala calidad», además de importarse sin registro de sanidad y sin una trazabilidad que garantice unos mínimos de calidad, asegura.

Miguel Ángel Rodríguez expone que todas las empresas que actualmente producen caracoles en el territorio nacional son de tipo extensivo. Consiste en una suelta de caracoles en un terreno plantado con trébol enano y cercado con redes, sobre el que también se extiende pienso. Un sistema diferente al planteamiento de la empresa Alén-Col. La variedad que van a criar es el autóctono de Castilla y León, porque, además de querer ponerlo en valor, «según los especialistas gastronómicos, es el mejor. Además, es el que mejor se adapta al cautiverio», indican los empresarios.

20.000 kilos para empezar

Para su proyecto, este grupo familiar ha alquilado la nave en Villalba, en la que esperan obtener unos 20.000 kilos de caracoles, y prevén aumentar la producción el próximo año. «En abril del año que viene, tendré unas veinte toneladas para salir al mercado» asegura Miguel Ángel Rodríguez.

Los responsables de Alén-Col ya han empezado a negociar con compradores y productores. Los contactos con otros criadores se deben a que en determinado momento también pueden ser clientes, cuando se producen problemas de desabastecimiento por cualquier circunstancia.

Igualmente, han entablado relaciones con Francia, Portugal, Letonia, Polonia, Grecia, Colombia e Italia, de momento. Todo a través de Internet y de contactos, indica el impulsor de la granja.

Alén Col confía además en generar empleo. «Si la producción va bien, por supuesto que se crearán puestos de trabajo. Inicialmente, uno, y se podrían llegar a los cinco o seis», indica Rodríguez. Si la transformación se implanta, las perspectivas de empleo serán mejores.

Hacia los productos de transformación

Los responsables de Alén-Col tiene previsto obtener también productos de transformación del caracol. Y es que de este molusco se puede utilizar la baba en cosmética. No es la que deja en su rastro habitualmente, sino la que genera cuando está estresado o se siente acosado, que es la elicina. «Estamos en contacto con farmacéuticos y biólogos para poder hacer la transformación, explican estos emprendedores. Por eso, ya tienen pensado utilizar una parte de los caracoles para ello. El procedimiento se lleva a cabo con una máquina que gira y hace que los ejemplares se sientan no estresados sino incómodos y produzcan elicina. «También se puede hacer con cítricos, pero es más agresivo para el caracol», explica Miguel Ángel Rodríguez.

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Un comentario en «Un grupo familiar impulsa una granja de caracoles en Villalba de Guardo»

  • Mi tío tiene sacos de humus para el buen crecimiento de plantas y sobretodo para la gente que desea plantar huertos ecológicos, así los frutos crecen sin pesticidas y de la mejor manera posible, como se hacía antaño y la fruta sabía riquísima. Lo dejo por si a alguien le interesa, espero lo moleste. Un saludo

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