Guardo distingue a Aurora Yarritu
JOSE CARLOS DIEZ / GUARDO
Aurora Yarritu, de 91 años, fue homenajeada el sábado con motivo del Día de la Mujer. Aunque no pudo acudir al acto, su hija recogió el obsequio, concedido por el Ayuntamiento. La distinción a esta hostelera, que trabajó en el Hostal Montañes, en la Fonda y luego en un hostal propio, fue decidida por votación entre las asociaciones de mujeres.
SU VIDA
El Ayuntamiento de Guardo homenajeó con motivo del día de la Mujer Trabajadora a la guardense Aurora Yarritu, que tiene 91 años y que ha pasado toda su vida de cara al público en el sector de la hostelería.
Después de una charla sobre los motivos de la celebración del día de la mujer y de hacer una presentación de las mujeres más importantes e influyentes de la historia, se pasó al acto de homenaje, en el que Aurora no pudo estar presente.
En sustitución de ella, su hijo, Pedro Santos, pronunció un discurso en el que comenzó pidiendo disculpas por la ausencia de su madre. “Siento mucho que mi madre Aurora no pueda estar con nosotros pero una desafortunada caída ha sido la causa de que se haya quedado recuperándose con su hija Isabel en Salamanca. En su nombre os doy las gracias por haber venido a este acto en el cual se celebra el día de la mujer trabajadora y mi madre ha sido nominada como ejemplo de ello, precisamente cuatro días después de cumplir 91 años.”
Aurora se quedó sin madre a la edad de 12 años, ya que Felicidad Candelas, que así se llamaba, falleció al dar a luz un niño que por cierto le pusieron de nombre Pedro como su padre. Niño que también falleció días después. Aurora pronto tuvo que hacer de madre cuidando a sus hermanas pequeñas; Isabel, que mas tarde ingresaría monja clarisa en el convento de Aguilar del que fuera abadesa durante muchos años y donde permanece actualmente, y Fifi que prefirió otros aires más lejanos, vive en Francia, en un bello pueblo costero que se llama La Tremblade donde se casó con un hombre de mar llamado Paul.
“Mi madre nos ha contado muchas anécdotas de su juventud, de las obligaciones que tenía ayudando a su padre, Pedro Yarritu, natural de Amurrio (Álava), que vino a estas tierras como empleado de una empresa vasca que hizo los primeros estudios del proyecto del pantano de Camporredondo. Le gusto tanto esta tierra y sus gentes que en cuanto pudo volvió estableciéndose por su cuenta. Tuvo uno de los primeros coches de Guardo que utilizaba como taxi y una camioneta con la que entre otras cosas transportaba material para la construcción del pantano, que le sería requisada cuando la guerra y que concluida ésta, apareció desvencijada en Santander”.
Recuerda Aurora que después de hacer las labores, tenía que ayudar a su padre en el control de los gastos que producían los vehículos. Recuerda los viajes que su padre hacía a Burgos para recoger a un ingeniero de minas francés. Ella iba con él y aprovechaba para comprarse zapatos o algún vestido. En sus estancias en el País Vasco en casa de sus tías aprendió a cocinar y a coser.
“Su padre, que era muy reconocido por los habitantes de Guardo y de los pueblos de los alrededores, murió en el año 44 por no disponer de antibióticos que entonces no eran fácil de conseguir. Ella sola con algún empleado continuó el negocio de su padre. Cuantas veces nos ha contado lo difícil que era cobrar las facturas pero que ella tenía mucha paciencia y lo conseguía”, explicó su hijo Pedro.
Se casó en el año 1945, a los 22 años y entonces es a su marido Jesús a quién ayuda en los negocios. Primero fue en el Bar Montañés, después sería en la Fonda que adquirieron y finalmente en el Hostal que construyeron cuando Guardo estaba en pleno apogeo.
Precisamente coincidiendo con el I Festival de la Canción Minera, inauguraron el Hostal Montañés. “Recuerdo que uno de nuestros primeros clientes fue Mari Trini, la conocida cantante. Mi madre en todos sus quehaceres dejó su impronta, tanto los clientes como los empleados la estimaban por sus buenas atenciones y bien hacer. Las alubias y el bacalao que preparaba eran ensalzados por todos”, recordaba Pedro.
“Más tarde, cuando yo me hice cargo del restaurante también me ayudó y me enseñó a cocinar durante muchos años”, explicaba Pedro, algo que corroboraron las autoridades locales, que posteriormente dijeron “Aurora se jubiló cuando se jubiló su hijo”.
Una larga vida, en la que fue feliz con su marido Jesús Santos, con quien tuvo cuatro hijos; tres chicas Mª Aurora, Isabel y Margarita, y yo. Tiene once nietos y cinco biznietos y siempre está pendiente de todos pese a las carencias que tiene actualmente de vista y oído. Su vida ha sido muy intensa siempre al servicio de su familia y de los clientes, una gran trabajadora que bien se merece este homenaje.
El alcalde de la localidad, Juan Jesús Blanco, y la concejal de Cultura y Mujer, Yolanda Miguel, entregaron una artesanía de vidrio a los hijos, Pedro y Margarita, que agradecieron el homenaje. Además, tanto alcalde como concejal, emplazaron a los hijos a que, cuando su madre mejore, se pueda repetir el acto y reciba ella el verdadero homenaje.
Cabe recordar que la persona homenajeada es elegida por votación entre las asociaciones de mujeres de la localidad.