El Centro Sociosanitario de Guardo estrena las unidades de convivencia
El proyecto es una experiencia piloto a la que se quiere dar continuidad porque fomenta la autonomía de los residentes
JOSE CARLOS DIEZ / GUARDO
El Centro Sociosanitario de Guardo es el primer centro residencial de mayores en la provincia de Palencia que ha puesto en marcha las denominadas Unidades de convivencia, un servicio que en Guardo ha recibido el nombre de Santa Bárbara por la vinculación de la villa con la minería. Se trata de un proyecto de la Gerencia de Servicios Sociales de la Junta de Castilla y León que pretende que no sea el residente quien tenga que adaptarse al centro, sino que sea el centro el que se adapte al residente.
El proyecto se ha puesto en marcha con trece personas, hombres y mujeres, con plazas concertadasy privadas. Todos los internos cuentan con diversos historiales médicos, desde completamente válidos que prefieren estar en el centro por no estar solos en casa, hasta enfermos de alzheimer en fases avanzadas.
Para poder poner en marcha esta unidad, que tiene como pilar básico la planificación centrada en la persona, desde el centro sociosanitario se ha tenido que realizar un estudio personalizado de cada residente, en el que los trabajadores han tenido que conocer los acontecimientos más importantes de sus vidas, sus capacidades, ilusiones, y relaciones, para poder establecer objetivos individuales de atención personalizados.
Otro de estos pilares fundamentales es la autonomía, ya que el proyecto posee una definición de hogar como “el ámbito de libertad personal”. “Nadie debe hacer lo que no le interesa o le moleste, al contrario, el centro debe facilitar ofertas de actividades en consonancia con los gustos y preferencias de las personas”, explica la trabajadora social del centro.
Para albergar a estos residentes se ha habilitado una zona en la tercera planta. Tras tomar el ascensor en la planta baja, en la que la sensación es de estar en una residencia, las puertas se abren tres pisos más arriba donde la percepción es completamente diferente. Paredes empapeladas, iluminación natural, sillones de colores, música en las habitaciones y adornos en los pasillos son algunos de los detalles que más llaman la atención. Hasta el olor es diferente, esmalte de uñas, comida y colonia, fruto de los talleres de cocina e imagen personal de los que disfrutan los residentes.
Dificiles de convencer
En un principio, fue complicado convencer a los usuarios para que se incorporaran al proyecto, porque eran reacios a cambiar de habitación, de lugar y de hábitos, pero finalmente sus caras de felicidad denotan alegria y comodidad. En el colorido salón de la unidad, dos residentes doblan la ropa de la colada, que pueden hacer ellos mismos en la lavandería habilitada. Además, también disponen de una cocina donde algún residente ya ha demostrado sus dotes culinarias.
Tal es el ambiente de hogar que se respira en la unidad que se dispone en todas las salas de objetos que serían impensables en cualquier otra de las plantas de un centro residencial, como alfombras, lámparas de suelo o percheros. Todos estos detalles están relacionados con la calidez del espacio y entre los elementos que lo integran se encuentran luces indirectas, rincones de estar, cortinas tradicionales (no las ignífugas a las que obliga la ley) o lámparas. Todos estos objetos son elegidos y colocados por los propios usuarios, que se ecargan de decorar su estancia y de elegir qué cuadros colgar, qué fotos tener o de qué objetos disponer.
En cuanto a las actividades que se realizan en la unidad, destacan las relacionadas con la vida en el hogar, como preparar comidas, lavar la topa, cuidar las plantas, coser o tejer entre otras. Aún así, si algún usuario lo desea, puede continuar participando del programa de actividades del centro, así como utilizando los servicios centrales de comida y lavandería.
Proyecto piloto
Esta unidad, en funcionamiento desde abril de este año, es una experiencia piloto que durará hasta abril del 2014, aunque desde el centro se intentará continuar debido a los buenos resultados que está ofreciendo. “Algunas personas que estaban deprimidas y habían dejado, incluso, de arreglarse, se encuentran ahora muy bien de ánimo y demandan de forma continua talleres de imagen personal” explica la trabajadora social, que realiza parte de las evaluaciones y estudios y ha observado “una mejoría muy considerable en varias patologías”. Además, “estancias como el baño, están mucho más cercanas y algunas personas que estaban en silla de ruedas, utilizan ahora andador para poder acercarse, algo que es muy positivo para su salud y su ánimo” agrega.
Por su parte, la directora del centro Isabel Franco, se ha mostrado muy satisfecha con los resultados que está ofreciendo la Unidad de Convivencia “Santa Bárbara” por lo que desea aumentar el número de unidades si las circunstancias económicas lo permiten.
En este momento, en el Centro Sociosanitario de Guardo conviven 86 residentes, a los que se añaden seis usuarios más del centro de día.