«Nosotros le ponemos música a cualquier cosa que nos hace reír»
Miguel Angel Rodríguez «El Sevilla» Mojinos Escozios
JOSE CARLOS DIEZ / VELILLA
Miguel Ángel Rodríguez, más conocido como ‘El Sevilla’, ofreció con su grupo, Mojinos Escozíos, el concierto estrella de las fiestas de Velilla del Río Carrión. La actuación del viernes congregó a multitud de seguidores y sirvió para que la banda, que pasó dos días en el pueblo, conocierasu ambiente.
¿Qué sensación se llevan después de este concierto?
Menos mal que no empiezas por hablar de otra cosa… Nada más hay que ver cómo estaba la plaza. Llevamos aquí desde ayer, ya nos conocen en el pueblo. Si hay 1.500 habitantes nos hemos echado 1.400 fotos. Ya nos conocían, porque mandamos enviados anoche para ir cerrando bares. Ya nos hemos enterado de que hay piscina aquí, de cuáles son las tradiciones, de qué nombres tienen los pantanos y las montañas, por lo que salíamos al escenario con un as bajo la manga.
¿Han recorrido la zona?
La montaña que está muy alta, claro que no, pero el pueblo nos lo hemos recorrido tres veces o cuatro.
No es la primera vez que tocan en la provincia…
Estos sitios son demasiado, cuando vienes de una ciudad grande, lo valoras mucho mas. Ustedes no saben lo que tienen aquí. Esto de dar un concierto gratuito en la plaza mayor, en la fiesta mayor, con todo el pueblo, sabes que vas a salir por la puerta grande. Partimos con ventaja.
Sobre el escenario ha comentado que no han hecho ni una canción bonita. ¿Se han planteado hacer una canción seria?
No te fíes de lo que digo ahí. Son dos horas de mentiras. No nos lo hemos planteado, porque para todo hay que valer. Hay gente que lo hace muy bien. Ser un romántico es lo más difícil del mundo. Nosotros de cualquier cosa que veamos que nos hace reír, le ponemos música y tenemos una canción. Un romántico habla de amor o desamor, y eso es muy complicado. Nadie se creería una canción seria o bonita de nosotros.
Las canciones del grupo son canciones de cosas cotidianas…
También hacemos canciones de amor y desamor, pero a nuestra manera. Ahí tienes el ejemplo de Jerónima. Cuando te gusta un hombre o una mujer, al principio te gusta todo de ella y a lo mejor la ves en el water que está cagando y dices ¡coño, me gusta hasta cagando! El romanticismo se puede ver también de esa manera.
¿En algún momento que se hayan arrepentido de meterse en el mundo de la música?
No. Todo lo contrario. Muchas veces hemos hablado de la mala suerte que hubiéramos tenido si hubiésemos salido diez años después.
¿Qué es lo que más les ha gustado de su carrera?
La inocencia y la inconsciencia del principio. Esa magia que había porque no te enterabas de nada. Esa inocencia de que los hijos de puta de las discográficas se aprovecharan y tú no lo vieras. Cuando salían las canciones solas.
¿Cuál ha sido el concierto, del que guardan mejor recuerdo?
Para que no se me enfade nadie, en ningún pueblo, siempre me acuerdo de uno que, hasta que no vimos las fotos no supimos dónde estábamos metidos. Fue en Faro (Portugal). 25.000 personas, seis pantallas a cada lado, 10.000 españoles chillando más que los portugueses, los portugueses cantando nuestras canciones, 5.000 europeos entre franceses y alemanes flipando porque el grupo francés había sido un “mojón” de grupo. Ese ha sido nuestro concierto.
¿Alguna anécdota divertida?
Siempre digo que las voy a apuntar, pero siempre se me olvida. Hemos pasado muchas. Una chica que se subió al escenario para tirarse al público y que la cogieran los amigos, los amigos se abrieron y se cayó al suelo de boca. Nos pasamos dos semanas yendo al hospital a verla porque se rompió todos los dientes, la clavícula, se cayó de boca. Me acuerdo una vez que lavé las mallas con las que salgo y no me dio tiempo a secarlas. Como me iban rozando, iba saliendo espuma por todos los huevos, la tiraba y cuanto más andaba, más espuma me salía.
Se ve muy buen rollo entre los componentes…
Hay una parte que también influye. El batería es el padre del guitarrista y hermano del bajista. El bajista es el tío del guitarrista y el otro guitarra y yo somos compadres. Él es el padrino de mi hija y eso en Sevilla es casi sagrado y a todo eso le sumas que lo que más nos gusta es la música, pues ya lo tienes todo. Con decirte que empezamos cuatro casados y uno soltero, el soltero se ha casado y los otros cuatro nos hemos divorciado, no es que me sienta orgulloso, pero lo hemos dejado todo menos esto. Todos teníamos nuestro trabajo y lo hacíamos en nuestro tiempo libre y al final nos hemos ganado la vida con lo que más nos gusta.
¿Qué le diría a toda esta gente que le encanta la música, se quiere dedicar a ello y se rinden?
Que es lo mejor que pueden hacer. De corazón. En los tiempos que corren, una cosa es que te guste y otra cosa es que te quieras ganar la vida con esto. La música está absolutamente muerta. Por desgracia para los demás y suerte para nosotros, nos gustaría que hubiese grupos por detrás que nos estuvieran empujando y que nos retiraran, pero está imposible. Esto ahora lo puedes tener como hobby, como el Scalextri. Ahora no hay ningún apoyo en ningún medio, tiran antes de las canciones antiguas que de las nuevas. Suena más la Flaca de Jarabe de Palo que las nuevas.
¿Qué opinión le merece entonces, con esta falta de apoyo, la subida del IVA en la cultura?
A nosotros no nos va a rendir eso. Si das un concierto en una sala ya sabes que si pones 20 Euros de entrada, 2.100 se los va a llevar Hacienda, 1.000 para Autores, otros 5.000 Euros se los puede llevar el equipo, cuando terminas, terminas poniendo dinero. Si tuvieras el apoyo, de que el IVA no fuera tan grande sería mejor. Pero esto le pasa a cualquiera, un taxista, un carnicero… En una entrada de 20 Euros cuando haces cuentas te salen 19,50 Euros de gastos y lo haces porque te has comprometido, no porque salga rentable. La música no es la SGAE ni son todos los que viven en Miami. Todos estamos en el mismo gremio, pero no somos todos iguales.