José Antonio Cid, «Desconozco si perderé la casa porque no sé si mi caso es de los extremos»
Está a punto de perder su hogar por haber avalado con su propia casa una hipoteca que su pareja dejó de pagar
JOSE CARLOS DIEZ / GUARDO
Ningún rincón, por recóndito que sea, parece escaparse ya al drama de los desahucios. En la pequeña localidad palentina de Villaoliva de la Peña, José Antonio Cid López es quien, muy a su pesar, aparece como un rostro visible de esta angustiosa circunstancia vital, a sus 56 años, José Antonio que ve cómo su decisión de convertirse en avalista de un préstamo hipotecario para su pareja puede verse sin su propio domicilio.
La petición que hizo su pareja fue de 43.000 Euros, mientras que él figuraba como avalista con su única propiedad, una vivienda unifamiliar situada en la Calle Santiago de Villaoliva de la Peña.
El problema ha surgido, cuando su pareja ha dejado de pagar las cuotas de la hipoteca, por lo que el banco ha decidido ejecutar el aval. La deuda pendiente es de 34891,02 euros, y aunque su vivienda está tasada por el juzgado en 78.000 Euros, todo apunta a que pronto dejará de ser de su propiedad para pasar a engrosar los activos del banco.
“Mi casa es lo único que tengo y espero que no me la quiten, porque me quedaría en la calle”. afirma José Antonio con preocupación, puesto que todavia no tiene claro si la moratoria en la ejecuciónde los desahucios para los casos mas extremospueda afectarle tambien a él.
“es buena decisión, eso de entrada. Desde luego es una buena noticia. pero si mi caso entra dentro de las circustancias extremas o no, lo sabremos esta semana. Espero que tengan verdaderas ganas de arreglarlo todo, porque soluciones a medias no valen”, apunta.
Sobre el acuerdo al que están intentando llegar el PP y el PSOE, también Jose tiene una explicación clara: “tenían que haber empezado a su debido tiempo, no después de que nos haya costado tantos suicidios y tantas penurias. Lo tenían que haber previsto antes, cuando vieron que comenzaba toda esta historia y no esperar a que ocurriesen verdaderas desgracias”, sostiene.
Ahora, José Antonio guarda la esperanza de que la carta que ha enviado al BBVA para sentarse a negociar fructifique y pueda llegar a una solución más amable con el banco que le prmita conservar su hogar.