Pino de Viduerna y Villaoliva dan la despedida a su párroco
Andrés Garrachón rector también del Santuario del Brezo, se marcha a la parroquia de Astudillo tras trece años de ejercicio
JOSE CARLOS DIEZ / PINO DE VIDUERNA
Trece años ha compartido Andrés Garrachón al frente de la Parroquia de Santibáñez de la Peña, a los que pondrá fin este fin de semana, cuando acuda a la parroquia de Astudillo, de donde vendrá su sustituto. Este párroco llegó en 1999 procedente de Ledigos, año en el que le dieron a elegir entre Herrera de Pisuerga y Santibáñez de la Peña.
“No sabía muy bien, pero doy gracias a Dios por haber elegido Santibáñez, porque han sido trece años fantásticos” indicó ayer Garrachón en su última eucaristía en Pino de Viduerna. Llegó a Santibáñez de la peña, pero varios años después se hizo cargo de casi todos los pueblos del municipio y, además, del Santuario del Brezo después de la muerte de Jesús Urién, quien fuera rector del santuario anteriormente.
Ayer fue un día triste en la localidad de Pino de Viduerna, donde la misa sonó a despedida y donde el párroco agradeció a los feligreses su acogida y les deseó lo mejor. “Me he sentido muy a gusto y siempre llevaré Santibáñez en mi corazón. Nos veremos en el camino” concluyó el cura.
En ese momento, el alcalde pedáneo, Juan Carlos Mayordomo, se acercó al altar, donde entre las lagrimas de varias feligresas, entregaron al párroco dos detalles “para que siempre te acuerdes de nuestro pueblo”. En primer lugar, el párroco abrió el más pequeño, un reloj con la inscripción “Recuerdo de Pino de Viduerna”, que se le entregó “para que siempre puedas llevar un pedacito de este pueblo contigo” le explicó el pedáneo.
Asimismo y, por su cargo como rector del Santuario del Brezo, le fue entregado un libro en el que se plasmaba la imagen de la Virgen, así como la oración de los cofrades “que llevaré a Astudillo, porque para mi la Virgen del Brezo ha sido muy importante” explicó Garrachón.
Por último, el párroco aseguró que intentará regresar algún año a la romería del Brezo, “porque es una fiesta que me ha gustado mucho y con la que me he sentido muy identificado y muy querido” agregó.
Como despedida, Garrachón se llevó los abrazos de todos los feligreses que, entre sollozos y lágrimas, desearon al párroco lo mejor en su nuevo camino.
También en Villaoliva el sábado, se le homenajeó y el alcalde pedáneo, Pedro Lombraña, le entregó un cuadro con una imagen aérea de la localidad, firmada por todos los vecinos “en señal de agradecimiento”. El alcalde pedáneo comentó que “es una pena que tenga que marcharse a unos días del 108 cumpleaños de la señora Claudia, aunque por supuesto, está invitado”.