Montaña Palentina

La lluvia desluce el Brezo

Un intenso aguacero obligó a acelerar el final de los actos religiosos

JOSE CARLOS DIEZ / VILLAFRÍA DE LA PEÑA

El día estaba nublado y amenazaba lluvia, pero todos los fieles que se acercaron ayer al Santuario del Brezo esperaban que las nubes no descargasen agua durante la jornada. Los fieles subían a la ermita por todos los caminos posibles, desde Valcobero y Villafría, y lo hacían en solitario, en parejas o en grupos, para honrar a la patrona de la Montaña Palentina.
Minutos antes de la una del mediodía llegaron las autoridades para que, a la hora en punto, arrancara la procesión desde el interior del templo a la parte posterior, donde se celebra siempre la misa. El desfile contó con una novedad, el estreno de las andas de plata, que, en lugar de cuatro cofrades, portaron ocho.
La misa fue concelebrada, entre otros sacerdotes, por el rector del santuario, el párroco de Santibáñez de la Peña, Andrés Garrachón, que sustituyó al fallecido Jesús Urién, y que en breve iniciará una nueva etapa pastoral en Astudillo. El obispo, Esteban Escudero, que participó en la romería de Valdesalce de Torquemada, disculpó su ausencia en una carta en la que animó a los fieles de la Montaña Palentina. La homilía resultó emotiva, acompañada con la voz de la soprano Ana Clara.
A esta ceremonia acudieron centenares de personas llegadas desde puntos tan diversos como la provincia vecina de León, de la Liébana (Cantabria) o de Málaga, además de los vecinos de la zona, que esperaban que las nubes sirviesen únicamente para celebrar el día con menos calor que en años anteriores, en los que incluso la Cruz Roja tuvo que atender diversos síntomas de golpes de calor.
Finalmente, las previsiones fallaron y unas primeras gotas fueron el preludio de un intenso aguacero, que motivó que la ceremonia religiosa tuviera que acelerarse. La imagen de la Virgen se cubrió con un plástico para protegerla de la lluvia y los paraguas se abrieron.
Una rápida procesión de vuelta al templo finalizó en el interior, sin que se pudiese cantar la Salve en la escalinata, como cada año. El interior del santuario se llenó entonces, y fue allí donde los fieles dedicaron a su patrona la popular canción mariana como despedida.

Resignación

Aún así, los fieles se tomaron la lluvia con resignación, y muchos eran los comentarios que se oían. «Bueno, no podemos quejarnos, porque también hacía falta que cayese algo de agua», comentaba uno de los fieles protegido por un paraguas.
La normalidad con la que se desarrollaron ayer todos los actos de la romería del Brezo fue, en gran medida, gracias al enorme despliegue de medios que protagonizaron la Cruz Roja, los Bomberos de Guardo y la Guardia Civil. Este cuerpo armado envió hasta la zona a los agentes de seguridad ciudadana, así como a miembros del destacamento de Tráfico y del Servicio de Protección de la Naturaleza, para velar por el buen desarrollo de la jornada.

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