Hombre soltero busca su media naranja
Las participantes compartieron mesa, mantel y un baile con los residentes de la zona de la Cueza
Una caravana de 60 mujeres acude a Calzadilla a un encuentro al que asistieron 56 vecinos
JOSE CARLOS DIEZ
Ya se ha convertido casi en una tradición. A finales del mes de noviembre, César Acero, el propietario de un hostal de Calzadilla de la Cueza, organiza cada año una caravana de mujeres. El encuentro se va afianzando y consolidando y en la amistosa reunión participan cada año más personas.
Con la colaboración de la Asociación de Caravanas de Mujeres (Asocamu), César Acero consiguió en la noche del sábado llenar su local con la presencia de 56 hombres y 60 mujeres. Los hombres llegaron de toda la comarca, e incluso de Lerma, León y Zamora. Las mujeres, desde Madrid, aunque su procedencia es muy dispar: 15 eran españolas y 45, latinoamericanas.
A las cuatro de la tarde, salía desde Madrid un autobús con 55 mujeres y una furgoneta con otras cinco, con edades comprendidas entre los 30 y los 60 años. Pasadas las ocho y media de la tarde, las mujeres llegaban por fin a Calzadilla de la Cueza, después de que el autobús, como ya ocurriera en las cuatro caravanas de mujeres celebradas antes en la provincia, se perdiera por el camino.
Las caravanas de mujeres surgieron como una posibilidad contra la despoblación del medio rural, y con este fin fue con el que César Acero se lo propuso a Manuel Gozalo, de Asocamu. «Siempre es mejor ver una casa abierta que una vacía», comenta Acero, a la vez que espera que ahora surjan nuevas parejas.
El objetivo se cumplió, porque este año es el que más parejas se ha conseguido formar. El primer año que se organizó la caravana, se formaron cuatro parejas. Aunque se desconoce su estado actual, algunas sí que han estado algún tiempo viviendo juntas o bien se han visitado en Calzadilla o en Madrid. El año pasado, solo se formó una pareja, que continúa viviendo bajo el mismo techo en Calzadilla. El sábado, las previsiones se desbordaron, y a las cuatro de la madrugada había cinco parejas dispuestas a continuar con su fugaz romance. De hecho, cuatro hombres marcharon hasta Madrid con sus ‘medias naranjas’ para continuar allí conociéndose y evaluando sus posibilidades de futuro. El tiempo dirá…
La despedida de Rosa
Muchas fueron las sonrisas que los vecinos de la zona de Calzadilla arrancaron a las mujeres que invadieron su pueblo, pero una mujer llegó hasta el pueblo para despedirse. Rosa Mota era una asidua de las caravanas de mujeres. Cada vez que se enteraba de que Asocamu organizaba una, acudía desde Granada hasta Madrid para coger el autobús y, por lo menos, intentar forjar una buena amistad con los habitantes del pueblo de destino. También acudió el año pasado hasta Calzadilla, pero finalmente no cuajó ningún amor. Sin embargo, en la siguiente caravana, en su visita a Riofrío de Aliste (Zamora), Rosa conoció a Julián Morán, que organizó la caravana. Rosa estaba sola y Julián tenía que buscar un sitio donde pudiera dormir Manuel Gozalo, de Asocamu, y le dijo: «Mujer, ¿no bailas? Estás muy sola», a lo que Rosa no dudó en responder: «Nadie me ha pedido un baile». Al contrario que los solteros de su pueblo, Julián no lo dudó. «Ahora tengo que ir a buscar una cama a Manuel, pero si cuando vuelva, estás aquí, yo te saco a bailar». A Rosa solo se le ocurrió responder: «Yo no espero por ningún hombre, pero me gustas».
Así surgió una chispa por las dos partes. Julián estaba solo en su pueblo, rodeado de solteros en busca de una mujer con la que compartir su vida. Rosa acababa de perder un hijo de 16 años, se había divorciado hace ya 20 de su pareja por malos tratos y estaba sumida en una profunda depresión. Fue su otro hijo quien le animó a participar en estos encuentross. De hecho, la llevó hasta Madrid para asegurarse de que cogiese el autobús. Desde abril, Rosa ha estado viviendo en Riofrío de Aliste con Julián, pero las circunstancias personales le obligan ahora a volver a su tierra, a Granada. Julián no lo ha dudado y ya le ha dicho que irá con ella. Aunque Rosa quiere preparar los papeles para la boda, él afirma que dos personas mayores no necesitan un papel para quererse, y amor es lo que les sobra. «Me ha cambiado la vida un 200%», asegura él. Rosa está enamorada como una adolescente y en Calzadilla recomendó las caravanas «a todas las mujeres separadas, solteras, viudas y divorciadas, porque nunca sabes dónde va a estar el amor de tu vida». Como Luz Gómez y Mari Díaz, venezolana y colombiana, respectivamente, que acuden a las caravanas para hacer amigos y pasar una tarde agradable, «aunque nunca se sabe lo que puede surgir», dicen. De momento, hay que quedarse con dos datos: han salido cinco parejas de esta cita y el próximo año volverá a repetirse.