De huertos y bosques
Los alumnos del colegio Las Rozas de Guardo desarrollan actividades para conocer la importancia de la agricultura
JOSE CARLOS DIEZ / GUARDO
El colegio Las Rozas de Guardo ha acercado esta semana a sus alumnos a la agricultura ecológica a través del Aula Móvil del Consejo de Agricultura Ecológica de la Junta de Castilla y León. Se trata de una actividad que viene a ser el pistoletazo de salida del proyecto medioambiental que habitualmente celebran en el centro, y que ahora está más relacionado con el Año Internacional de los Bosques, una iniciativa en familia que el colegio comenzó en marzo.
El domingo pasado, la comunidad educativa del centro llevó a cabo una ruta cicloturista con cincuenta personas para estudiar el pinar de Riocamba, a la que hoy se une una ruta por hayedos en Picos de Europa. Además, también conocerán en noviembre el robledal y bosque atlántico en la Senda de Ursi, donde visitarán el museo y la micología en el pinar y el sabinar de Velilla. Estas actividades congregan a un gran número de personas semanalmente.
Además, en el momento que terminen los actos con motivo del Año Internacional de los Bosques, se retomará el proyecto medioambiental del año pasado, que giraba en torno a la separación y reciclaje de residuos.
Con esta última actividad, dirigida por la mañana a los escolares y por la tarde a los productores, se transmitió a los alumnos la importancia de la agricultura, así como de los productos básicos, la asociación entre cultivos y la necesidad de los insectos para los productos y viceversa.
Según explicó Paula Tordesillas, del Consejo de Agricultura, «contamos cómo el hombre ‘sobre-explota’ los recursos en demasía y cómo estamos desestructurando la naturaleza y el equilibrio que debería existir. Cada vez somos más y gastamos más», explicó.
Además, a los escolares también se les habló de los injertos y de la necesidad que tiene la tierra de abono natural y no solo de fertilizantes y productos químicos que eliminen la vida de microorganismos necesarios. En este sentido, también se habló de recuperar tradiciones en el cultivo, así como del agua «que no debe desperdiciarse», y de los animales «que deberían comer plantas silvestres medicinales, típicas del pastoreo».
Finalmente se desarrolló con los escolares un taller de semillas, algo en lo que ya son expertos, ya que llevan cultivando el huerto escolar durante dos años. Además, se realizaron juegos para que reconociesen las razas autóctonas, los productos de temporada y se fomentó el consumo local de productos.