Deportes

En la variedad está la fuerza

El equipo del Azysa agrupa a tres ciclistas españoles, tres polacos y un argentino

JOSE CARLOS DIEZ / AGUILAR DE CAMPOO.

El equipo Azysa-Conor Wrc es el más varipinto de todos los que participan en la Vuelta Ciclista a Palencia. En sus filas cuenta con siete ciclistas, de los que cuatro son extranjeros. En total, son tres los españoles que integran el equipo, mientras que otros tres son polacos. Un argentino completa la formación.
Precisamente el argentino Ariel Sívori se impuso el primer día en la etapa entre Grijota y Velilla del Río Carrión, y ponía así al equipo en la posibilidad de competir por la general, aunque «no es una de nuestras metas, porque no hemos traido gente para conseguirlo», aclaraba uno de los responsables del equipo, que también aseguró que «vamos a intentar estar en los primeros puestos, dar la cara y que se nos vea».
Uno de los motivos de la variedad de nacionalidades es por el mal estado del ciclismo español. «No hay ciclistas que destaquen, y de las categorías inferiores no sube nadie, por lo que te tienes que ir a buscarlos a otros países» comentan. Aunque comienzan a argumentar que uno de los puntos más importantes es el patrocinador. «Quiere que tengas a alguien en las posiciones punteras. Hay que tenerlo en cuenta, porque para nosotros es muy importante, ya que el patrocinador aporta dinero en el equipo, y lo que quiere ver son resultados, coger el periódico o poner la televisión y que se vea su equipo. Ver que el dinero que ha invertido está dando resultado», agregan.
Y aunque parece que es muy difícil que siete personas tan diferentes se entiendan, entre ellos no hay problemas. «Los polacos aprenden muy rápido el idioma, y si no nos entendemos en inglés», señalan los integrantes del Azysa en su hotel, donde disfrutan de un merecido descanso tras varias etapas.
Un entendimiento que es importante, pues hay que tener en cuenta que estos corredores tienen a sus compañeros como una segunda familia, con la que comparten días completos, desde que se levantan a las nueve y media de la mañana hasta que se acuestan.
A las nueve y media, todos los integrantes del equipo se acercan a desayunar, luego comienzan a hacer ejercicio, con solo unos estiramientos durante diez o veinte minutos, lo que les da paso a sus habitaciones para descansar hasta la hora de la comida, tras la que aprovechan para preparar rápidamente la etapa de la tarde, así como los avituallamientos, la comida y bebidas y sales.
Una preparación que no consiste en marcar un líder, sino en pensar que si hay una escapada, debe haber una persona del equipo en el grupo de fugados. En este punto se da libertad a los integrantes del equipo, «pues tienen que empezar a ver cómo deben actuar y no nos gusta estar encima de ellos, porque son ellos quienes tienen que saber cómo reaccionar», comenta uno de los responsables del equipo, quien afirma «muchas veces tú quieres ganar, pero ellos, que son los que pedalean, no pueden».
Un duro día a día que solo se interrumpe durante un espacio de tiempo entre quince días y un mes, tras lo que empiezan con la preparación invernal en el gimnasio para en Navidad coger la bicicleta. «A finales de enero hablamos de las competiciones en las que vamos a participar y se hacen entrenamientos en grupo», apostillan los integrantes del equipo.
Unas competiciones continuas, porque, según señalan, «queremos cubrir todo el calendario de España, por lo que intentamos hacer todas las vueltas posibles y presentarle a nuestro patrocinador un programa intenso y también posibles resultados».

Demasiado estrictos

El equipo da libertad a sus corredores, y también la busca un poco fuera, por lo que no entienden muy bien que en una prueba catalogada como de aficionados se restrinja el uso de pinganillos para comunicarse con los corredores. «Es una chorrada, porque si el director quiere puede subir y hablar con los ciclistas, pero eso lo pensamos todos, y muchas veces se causan situaciones de riesgo con los coches, porque todos queremos subir», agregan los miembros del equipo.
«Tienes a siete personas arriba, que te piden agua, sales y comida. Si llevan pinganillo te dicen lo que necesitan y es más rápido, además de tener que estar menos tiempo a su lado, con el riesgo que conlleva», afirman los que a diario acompañan en los vehículos del equipo a los ciclistas.

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