Un revolucionario del micrófono
JOSE CARLOS DIEZ / GUARDO
Juan Carlos de la Fuente es un guardense de corazón. Nacido en la villa norteña el 26 de enero de 1960, sus estudios comenzaron en el colegio Vegarredonda, de donde salió con 17 años rumbo a Palencia, donde cursó estudios de Magisterio. Con 20 años comenzó a trabajar en un colegio de Madrid, en la etapa de EGB, aunque ahora imparte clases en Fuenlabrada como profesor de Lengua y Literatura Castellana en el Dionisio Aguado.
Desde joven ha estado vinculado a la vida cultural de Guardo y ha participado en la coral, el Grupo Literario Guardense, el Grupo Folk Junkal, en la Antigua Asamblea de Jóvenes y fue corresponsal en la villa del desaparecido ‘Alerta’ de Santander. Asimismo, colaboró en varias revistas de la época, como ‘El Roble’, desaparecida revista de la Montaña Palentina.
Además de a la coral de guardo, perteneció a la Gaudeamus de la Universidad Complutense de Madrid y actualmente es miembro de la coral Adagio de Getafe. Ha sido actor en varias obras de teatro y ha escrito y dirigido teatro infantil. Además, ha escrito cuentos infantiles que han sido publicados en métodos de Educación Infantil.
Juan Carlos de la Fuente obtuvo el premio del certamen de cuentos de Cistierna (León) en 1980. En 1994, se alzó con el segundo premio nacional de poesía de la Casa de Andalucía en Getafe (Madrid). Cuenta en su haber con el honor de ser el único premiado en dos ocasiones con el premio provincial del Certamen de Cuentos de Guardo.
Durante su adolescencia, fue el presentador de las damas de las fiestas «cuando todavía había reina y damas de las fiestas». Recuerda las últimas presentaciones en el Edgar y las primeras en la Sheraton. Las presentaciones por aquella época eran un tanto sosas, pues sólo se decía el nombre. «Introduje la variante de hacer entrevistas personales en el escenario, lo que acercaba el acto al público. Quería que se les oyese a ellas, me parecía mucho más cercano», comenta Juan Carlos, quien siempre ha intentado ser un «revolucionario del micrófono, innovando e imprimiendo a mis presentaciones de un estilo propio, íntimo y cercano al público». Y es que Juan Carlos se describe como una persona «que nació con un micrófono en la boca y no un chupete». Ahora, todas las asociaciones, cofradías y entidades cuentan con él para las presentaciones de los actos. Sin ir más lejos, este año tenía la misión encomendada de presentar la cuadragésima edición del Concurso Internacional de Cuentos, algo que no podrá ser posible por motivos laborales.
«Delante del micrófono no siento ningún temblor. Tienes que estar muy seguro de lo que quieres decir y soltarlo», comenta Juan Carlos, quien recuerda también, de manera muy emotiva, que «siempre me pedían que presentase los actos de la escuela cuando estudiaba allí», al tiempo que afirma sentirse «muy bien delante de un auditorio, porque domino el estrado».
En cuanto a la época de su adolescencia, recuerda cuando, junto con Jaime García Reyero, ambos se pusieron en huelga porque les querían cobrar la entrada al fútbol cuando iban a trabajar, algo que fue muy sonado, incluso, en diarios deportivos del máximo nivel.
Al referirse de nuevo a las fiestas, Juan Carlos también recuerda muy emocionado el Festival de la Canción Minera, uno de los más grandes que se han llevado a cabo en Guardo y que «era la envidia de toda la provincia, porque no había otra cosa igual». Su padre era fotógrafo en la localidad y pudo conocer, en su propia casa, a artistas de la talla de Mari Trini, José Luis Urribarri o José Vélez, cuando iban a recoger sus fotos.
También habla de cosas que se han quedado en el olvido, como el cine Valdehaya, algo que ha tenido siempre muy presente, incluso en algún pregón literario, además de «las corridas de toros, los grandes rejoneadores, el Circo Price, las verbenas en las que todo el mundo bailaba y a las que no faltaba nadie…».
Critica, en este sentido, a los políticos de la época en la localidad, «que no tuvieron el valor de comprar el cine Valdehaya, que por aquella época era el más grande de la provincia, con teatro y cine, para no dejar de lado la cultura».
Falta innovación
En cuanto a las fiestas actuales, echa de menos la innovación, aunque también reconoce que, por poner un ejemplo, «el concurso de entibadores está bien». Su opinión en cuanto al programa es que «se debería innovar, porque unas fiestas no es sólo contratar grupos y orquestas. Es crear actos propios y duraderos, que hagan a Guardo un sitio de referencia, como lo fue con el Festival de la Canción Minera».
También anima a las peñas a que actúen como tal, «porque no deben ser grupos de amigos que no organicen nada. Es bueno que grupos como Alacrán o Candajo hayan dado los primeros pasos y ya estén organizando cosas en la localidad. Espero que cunda el ejemplo y se anime el resto de peñas».
En este sentido, echa de menos que no haya recambios para las personas que van organizando actividades. «Siempre que se organiza algo, tiene que haber alguien detrás, pero ese alguien no es eterno y hay que sustituirle», comenta.
Por último, Juan Carlos señala que, su mayor satisfacción «es contribuir a que un acto salga redondo y se luzca, no para gloria mía, sino de quienes lo organizan».