Guardo

Toda una vida de esfuerzo

Guardo premia a Umbelina León como mujer trabajadora

JOSE CARLOS DIEZ / GUARDO

El Ayuntamiento de Guardo entrega cada año el premio a la mujer trabajadora, un homenaje simbólico a una mujer de la localidad a la que se le reconoce una vida de esfuerzo y dedicación. Este año, este reconocimiento le ha sido otorgado a Umbelina León González, de 72 años, cuya vida ha estado marcada por el trabajo y la dedicación.
Esta mujer, nacida en Villota del Páramo y madre de diez hijos, ha dedicado toda su vida a su familia, pero también a su trabajo en la venta de pescado.
Su infancia fue realmente dura, pues fue la tercera de diez hermanos, por lo que tuvo que cuidar de los más pequeños de la casa, ya que su padre se iba a trabajar como albañil y su madre al campo. Su vida laboral comenzó muy pronto, a los 14 años, cuando comenzó a servir en diferentes casas, hasta que a los 22 años contrajo matrimonio con Fortunato Rodríguez, con quien hoy aún comparte su vida. Este hombre, que le ha hecho feliz, era trabajador en Explosivos, por lo que en 1962, ambos tuvieron que trasladarse a vivir a Guardo desde su Villota natal.
Pronto llegó la primera de las hijas, Anunciación, recientemente fallecida, a la que seguirían María Mercedes, María del Mar, María del Pilar, Luis Mariano, Roberto, Isidro, Ana Olga, Marta y Teresa, que le han dado una amplia familia, que ya cuenta con siete nietos y hasta un biznieto que llegará en mayo.
Después de que sus hijas mayores ya se pudieran hacer cargo de sus hermanos, como años antes había hecho ella, se puso a trabajar y a sacarse el carné de conducir, lo que marcaría su futuro. Primero, para conducir la Mobilette que le acercaba a la pescadería que su sobrino tenía en Velilla, y después para conducir la furgoneta que le llevaría a vender pescado por la comarca.
Los martes, jueves y sábados era el día en que, desde el barrio de Las Rozas hasta Villaverde y Castrejón, todos los pueblos quedaban atendidos, haciéndoles llegar los encargos de pescado. Los miércoles y viernes les tocaba a los comprendidos entre Besande y Riaño (León), donde tenía su pescadería hasta que la construcción del embalse hizo que desapareciese junto a todo el pueblo.
En invierno nunca tuvo miedo a pesar de que el puerto de Las Portillas era una pura placa de hielo desde el principio hasta el final. «Cuando llegaba a Siero, toda la gente me preguntaba cómo tenía valor para haber llegado hasta allí», recuerda. Claro que antes le había tocado sacar la pala y quitar la nieve.
Todo este valor solo se debía a su pasión por el deber, «ya que me encargaban el pescado y yo tenía que salir. Antes se celebraba todo en casa y, si no llegaba, podía dejar a una familia sin comunión o a un pueblo sin fiestas», recuerda con cariño hacia la gente.

Lavar en el río

Ahora, a sus 72 años, Umbelina León es clara respecto a la crisis, y destaca que «hay que trabajar más y menos hablar, porque antes había que sacrificarse continuamente», afirma. Rememora que cuando llegó a Guardo no tenía agua en casa e iba a lavar en el río, «y ahora que tenemos todas las comodidades, nos quejamos por nada», dice.
Pero si hay algo que le arranca una sonrisa es hablar de sus hijos. «Me han dado muchas alegrías y soy feliz el día que los tengo en casa», asegura al lado de su hija Marta, quien cogió el teléfono y recibió la noticia de que su madre sería la homenajeada.
Esta mujer, que ha sido y es tan activa -en su currículum figura su trabajo como distribuidora de Avon, su labor como colaboradora de Cáritas, y su participación en la asociación de amas de casa, el coro o el hogar del pensionista-, se plantea ahora aprender algo de informática, un nuevo reto que corroborará su merecido premio.

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