«Era una familia buenísima, nunca daba problemas, no nos lo podemos creer»
JOSE CARLOS DIEZ / GUARDO
«Estamos destrozados. Nunca podríamos llegar a pensar que algo así le podría ocurrir a Bibi. Era un gran amigo y para nada sospechábamos una historia parecida en la que él pudiera verse envuelto». Este era el comentario de uno de los decenas de jóvenes que ayer se acercaban como un goteo constante a las inmediaciones del domicilio de la familia Llavador, en la céntrica calle de Fuentes Carrionas de Guardo. Abrazos, lágrimas y palabras de consuelo eran los protagonistas en una escena en la que cobraba especial relieve una joven completamente derrumbada que mantenía una especial amistad con el fallecido.
Iván Llavador Trejo, al que sus amigos llamaban Bibi, era el menor de siete hermanos. Vivía con sus padres. Había estudiado en el colegio Vega Redonda de Guardo sin demasiado éxito y pronto abandonó sus estudios. Actualmente, no trabajaba y de forma esporádica se inscribía en algunos cursos formativos, según comentaron algunos conocidos. Para muchos vecinos de Guardo, era ‘el chaval del saxo plateado’. «En eso empleaba la mayor parte del tiempo. Siempre estaba dando vueltas por el pueblo con su coche, un Citroen Saxo de color plateado. Por eso le conocíamos todos y le identificábamos así», agregaba un vecino.
Pero no fueron los jóvenes los únicos afectados por este trágico parricidio. Los vecinos del matrimonio también se mostraban consternados y todos coincidían en que tanto Julio como Ana formaban una pareja estupenda que ni en la imaginación más fantasiosa pudieran llegar a plantearse en convertirse en protagonistas de un suceso similar. «Me ha pillado de sopetón. Es algo que no esperábamos nadie. Es una familia buenísima, con un comportamiento normal, que nunca ha dado problemas de ningún tipo. Estamos destrozados»·. María Ángeles Pérez, una vecina de la familia, rompió a llorar tras estas breves palabras, que fueron asentidas por todos los que la rodeaban en la calle.
Desde que las primeras ambulancias y coches policiales llegaron al lugar hasta bien entrada la noche, el portal número 11 de la calle Fuentes Carrionas se convirtió en un continuo ir y venir de guardias civiles y miembros de la policía científica, que tomaron distintas muestras.