Guardo se vuelca con los mineros

Los trabajadores se mantienen firmes y aseguran que saldrán de la mina cuando se resuelva el conflicto

JOSE CARLOS DIEZ / VELILLA

Tres días llevan encerrado cincuenta mineros en el pozo Las Cuevas de la localidad palentina de Velilla del Río Carrión desde que el jueves, después de su jornada laboral, decidieron permanecer en el interior para reivindicar el pago de sus salarios. En un primer momento se encerraron 45, pero dos tuvieron que abandonar la protesta por motivos de salud, aunque varios compañeros se han unido hasta llegar al medio centenar.
Juan Carlos Liébana, presidente del comité de empresa de Uminsa y representante de FIA-UGT, anunció ayer que los trabajadores continuarán el encierro hasta que reciban sus nóminas de los últimos dos meses. «Pedimos los salarios atrasados, pero donde realmente radica el problema es en la firma del decreto que fija el consumo del carbón nacional por las térmicas y con el que se consolida el sector minero y el futuro de la minería. Sin la firma del decreto, nos pagarían estos dos meses, pero dentro de otro mes, estaríamos igual», indicaba Liébana,
Los mineros palentinos contaron ayer con el apoyo de políticos y dirigentes sindicales, pero el de sus compañeros de las cuencas leonesa y asturiana también resulta importante. «Nuestros compañeros de Asturias y de León siguen con sus movilizaciones, y aquí seguiremos con el encierro indefinido», sentenciaba Liébana, que anunció que en otras provincias han comenzado protestas similares.
Los mineros también comentaban ayer la dificultad que entraña un encierro a 500 metros bajo la tierra, donde se registra una humedad de un 80%. «No es lo mismo estar encerrado en un edificio de las instalaciones exteriores por los problemas respiratorios, de humedad y de dolencias que se presentan. Hay trabajadores con problemas de espalda que permanecen en un encierro que es más complejo que cualquier otro», explicó el dirigente sindical.
Por otra parte, los mineros agradecieron el apoyo que están recibiendo de los ayuntamientos de Velilla, Guardo y Santibáñez de la Peña, que han enviado al pozo alimentos, colchones, colchonetas y mantas para hacer el encierro algo más confortable.
Además, muchos vecinos han acudido hasta la bocamina en señal de apoyo y para llevar avituallamiento a los mineros. Aunque las condiciones del encierro no son las más adecuadas y la alimentación no es la misma, los mineros han continuado trabajando por su propia seguridad en el mantenimiento de las galerías, ya que, de no ser así, cuando vuelvan al tajo las presiones del terreno podrían haber provocado pequeños movimientos que pongan en peligro la vida de los trabajadores.
La protesta no se sabe cuánto durará, pero cuenta con el apoyo de todos, desde el más joven – un chico de 19 años recién incorporado al tajo- hasta el trabajador a punto de prejubilarse. Los encerrados se mantienen informados de lo que sucede en el exterior por los periódicos que les llegan a diario y que se afanan en leer.