Guardo

Andando al instituto

Diana, con su padre, por la carretera P-215, camino del Instituto Señorío de Guardo.

Educación niega el transporte escolar a una alumna que vive a casi dos kilómetros del IES Señorío de Guardo, pese a que el autobús pasa delante de su casa

JOSE CARLOS DIEZ / GUARDO

Dos años lleva la familia guardense Calle-Ortiz de despacho en despacho para solicitar el transporte escolar para la menor de sus dos hijas -Diana, de 15 años- que a diario asiste a sus clases de tercero de Secundaria en el Instituto Señorío de Guardo.
La proximidad de su vivienda a la P-215, la carretera que une Guardo con Velilla del Río Carrión, y la lejanía de la casa con el instituto, distante casi dos kilómetros del centro educativo, hizo que el cabeza de familia, José María Calle, a solicitar, hace ya dos años, el transporte escolar para su hija Diana. «Todos los días vemos el autobús que viene de Velilla con bastantes asientos libres, por lo que puede parar frente a mi casa y acercar a Diana hasta el instituto sin ningún tipo de molestia para el resto de los chicos que lo utilizan», indicaba indica José María Calle.
Sin embargo, la petición le ha sido denegada de forma reiterada. Todavía recuerda la visita de un funcionario perteneciente a la Dirección Provincial del Educación, «que no se molestó ni siquiera en dialogar con nosotros», indica Calle, rememorando también el motivo por el que se le niega el transporte. «Para tomar el autobús, la niña tendría que cruzar la carretera cuando baje de Velilla y el área de parada no está acondicionado, ya que no existe una marquesina», relata el vecino, en referencia a las causas esgrimidas por Educación.
En su opinión, se trata de un motivo ridículo si se valora la situación de la vivienda de la familia, al lado de una carretera comarcal por la que circulan camiones de gran tonelaje y que se halla sin urbanizar. Según la familia, si el principal problema que existe es el de la parada sin acondicionar, Diana podría caminar unos metros más abajo hasta una nave de camiones, donde existe un gran aparcamiento en el que el autobús no dificultaría el tráfico, ni tampoco existe ningún peligro a la hora de la parada.
Esta carretera cuya densidad de tráfico es realmente elevada a primeras horas de la mañana, es la que José María y Diana Calle recorren todos los días para acudir al instituto entre las y las 8.30 horas en una localidad en la que el frío del largo invierno se hace notar. «Diana es una chica que sabe perfectamente mirar a un lado y otro de la carretera, lo sabe desde pequeña y es capaz de cruzar con precaución. Éso es bastante más seguro que ir y venir del instituto por el arcén de la travesía, en la que los camiones te pasan casi rozando», explica indignado el padre de la joven. «Me parece una vergüenza que me hagan ir andando cuando vivo tan lejos del instituto y el autobús pasa por la puerta de mi casa», sentencia Diana, molesta por la decisión de la Dirección Provincial de Educación.
También la madre de la estudiante, Begoña Ortiz, se siente molesta por lo que considera una discriminación. «Acepto que se considere que vivimos en el casco urbano de Guardo, pero tenemos la señal de entrada a la localidad delante de nuestra casa y el autobús pasa a diario por delante. No cuesta tanto hacer una parada de 10 segundos para recoger a mi hija», añade.
Ahora, la familia vuelve a iniciar los trámites para solicitar de nuevo este servicio al organismo educativo. «Es un derecho que mi hija tiene y vamos a luchar porque le sea concedida su plaza en este servicio público», anuncia tajante el padre de Diana.

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