Guardo

Vecinos de la avenida de Santander temen por sus viviendas ante la velocidad del tráfico

Una vecina señala las grietas de su casa.

Las peticiones para que se coloquen semáforos limitadores no hallan respaldo institucional Los afectados creen que las grietas en las paredes y techos se deben a la velocidad de los vehículos

JOSE CARLOS DIEZ / GUARDO

Varios vecinos con domicilio en la avenida de Santander de Guardo, que en marzo protestaron ante la Junta por la velocidad con que circulan los vehículos por la travesía de la carretera CL-626, sufren ahora más que nunca consecuencias de esa velocidad, que consideran excesiva. Según aseguran, las paredes de sus casas se están agrietando por momentos, los techos se caen y hasta los marcos de los cuadros se abren.

Ante esta situación, los afectados remitieron en marzo una carta de protesta al Ayuntamiento de la localidad y a la Junta para solicitar que se implanten medidas para que los conductores reduzcan la velocidad. El problema radica en que la mayoría de los vehículos que circulan por la avenida no respetan el límite de velocidad de 50 kilómetros por hora, incluidos los camiones de alto tonelaje, según aseguran. El Ayuntamiento, por su parte, también remitió una carta a la institución regional solicitando estas medidas. Sin embargo, la Dirección General de Carreteras e Infraestructuras de la Consejería de Fomento ha contestado a los vecinos argumentando que la travesía ya se encuentra señalizada tanto horizontal como verticalmente de acuerdo con la normativa, con lo que implícitamente rechaza implantar semáforos.

En la carta enviada por la Dirección General de Carreteras se explica también que «la regulación, gestión y control del trafico en carreteras interurbanas y travesías pertenece en exclusiva al Ministerio del Interior tras la nueva ley del carné por puntos».

Los vecinos de la avenida de Santander se han sentido decepcionados con la falta de apoyo a sus reivindicaciones, a la vez que acusan a las dos administraciones -Junta y Estado- de «pasarse la pelota unos a otros» sin querer entrar en un problema que afecta a sus viviendas.

En la carta de la Junta también se asegura que no existe ninguna obligación por parte de la administración regional de adoptar las medidas que solicitan los vecinos de la avenida de Santander, aunque a renglón seguido se señala que en puntos potencialmente peligrosos «sí se permite a los ayuntamientos la instalación de este tipo de elementos, que deberán ser solicitados a la Delegación Territorial de la Junta». Mientras la institución regional también anuncia que se tomarán las medidas oportunas y se solicitará al Servicio Territorial de Fomento que elabore un estudio, los vecinos temen por sus casas, que día a día presentan unas grietas cada vez mayores, al igual que por sus hijos, «que viven en unas habitaciones que se están cayendo», según mantienen.

Algunos de los afectados aseguran que «ya nos hemos quedado sin media vajilla, nada más colocarla en el escurreplatos se cae si en ese momento pasa un camión». «Son pequeños terremotos continuos desde la madrugada a la noche», sostienen.

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