FELICIDAD GARCÍA MARTÍNEZ MADRE DE DIEZ HIJOS EN TRES MINUTOS
«Ahora tener un hijo es ya un lujo»
JOSE CARLOS DIEZ / GUARDO
Con 74 años, Felicidad recuerda estos días con cariño la etapa en la que sus diez hijos, Mari Carmen, Tomás, Laura, Rosa, Francisco Javier, Montserrat (fallecida), José Ramón, Montserrat, Ana Belén y Mónica, correteaban por casa y se defendían y jugaban como una piña. Ahora es abuela de once nietos y bisabuela de un biznieto. Con esta descendencia, ella se sentirá hoy, Día de la Madre, más madre que el resto del año.
-¿Cómo se sintió cuando dio a luz a su primer hijo?
-Me sentía muy feliz, aunque también sentí una gran responsabilidad, y es que me di cuenta de que a partir de ese día ya no debía mirar por mí, sino por mi hija.
-¿Cómo eran aquellos años en los que todos correteaban por casa?
-Yo estaba muy contenta, porque todos han sido siempre muy buenos, aunque algo de guerra sí que daban a los vecinos (ríe). Como no había tele, estaba casi continuamente embarazada y el médico me mandaba reposo, aprovechaba para sentarme con ellos a contarles historias o a leerles cuentos. También algún rato rezábamos el rosario. Me acuerdo mucho de un día que se marchó la imagen de la tele, José Ramón cogió el rosario y vino corriendo a decirme «vamos a rezar el rosario, mamá, a ver si vuelve la tele». Eran tan buenos que a mi casa también venían sus amigos y los vecinos e incluso, en una ocasión, llevamos a un vecino de vacaciones. Siempre he sido una madre para todos.
-Durante estos años, ¿sus hijos le han dado más alegrías o disgustos?
-Ha habido de todo, aunque han sido muchas más alegrías. Sentarme y ver a todos mis niños bien me ha hecho sentirme siempre muy feliz. Los pobres no me han dado disgustos.
-¿Cuál es la mayor alegría que le dan sus hijos?
-Me alegra ver a todos juntos en el día de los Reyes Magos. Desde que me quedé viuda, nunca les ha faltado a ninguno de los veintidós entre hijos, nietos y biznieto, su regalo de Reyes, al igual que cuando vivía mi marido (se emociona). Cuando llega mi cumpleaños, todos vienen también a traerme su regalo, y me alegran el día.
-¿Y la mayor tristeza como madre?
-Perder a mi hija con un mes de vida. También me dolió mucho cuando perdí a mi marido. Los dos pensábamos: «Ahora que tenemos a los hijos criados podemos disfrutar nosotros». Pero nunca pudo ser.
-¿Ha sido difícil?
-Difícil no, pero hay muchas historias, como cuando llegaba la Navidad y había que poner un banco, porque no había sillas para todos. Pero bueno, el verles ahora me hace sentirme encantada y lo único que le pido a Dios es que se lleven bien con su familia, porque el verles felices a ellos, me hace sentirme feliz a mi.
-¿Repetiría?
-Por alegrías sí, pero en estos tiempos, sería imposible, porque ahora un hijo es un lujo ya. Pero bueno, a mi me queda el consuelo de que siempre he tenido una familia unida.