GuardoTres Minutos

MARIBEL LEARTE SALUDES ANIMADORA SOCIAL DEL CENTRO SOCIOSANITARIO DE GUARDO EN TRES MINUTOS

Maribel Learte

«Mi trabajo es transmitir alegría a los mayores»

JOSE CARLOS DIEZ / GUARDO

Gallega de nacimiento, esta mujer llegó a Guardo porque su marido vino a trabajar a la localidad vecina de Velilla del Río Carrión. Hace 17 años comenzó a trabajar con ancianos, y desde hace ocho desarrolla su tarea profesional en el Centro Sociosanitario de la localidad norteña.

-¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?

-Estar con los ancianos. Es algo especial y, sobre todo, vocacional. Psicológicamente me realiza estar con gente que me necesita. Además, yo también les necesito a ellos, tener esa comunicación que tengo. También me gusta trabajar, aparte de con los ancianos, con grupos marginados.

-¿Cuál es su misión?

-Quiero que se integren en la vida social del pueblo mediante las actividades que realizamos. El hecho de que se sea una persona ‘vieja’ no significa nada. A mi me gusta que haya alegría, y es lo que intento transmitirles.

-¿Qué es lo más complicado de su trabajo?

-Que son mayores y que la mayor parte de las veces les explicas algo y, tristemente, no te lo entienden. Además hay personas que tienen determinados problemas que hacen que tengas que dedicarte a ellos. Todo esto conlleva mucho estrés. Luchar con esa gente es muy difícil, pero puedo darme por satisfecha porque a veces lo consigo.

-¿Cómo es la relación con las familias?

-Muy buena. Como mi trabajo es transmitir alegría, las familias me quieren. A los ancianos los achucho mucho y soy muy cariñosa con ellos, y eso a las familias les gusta.

-¿Qué actividades realiza con los ancianos del centro?

-Manualidades, memoria, juegos, un taller de prensa, misas en las fiestas, concurso de villancicos, San Valentín, Carnaval, El Carmen, Semana Santa En este centro intentamos celebrar todo aquello que pueda traer tanto alegría como recuerdos a los residentes, algo que les sea cercano y que les alegre.

-¿Los ancianos son agradecidos?

-Muchísimo. Para mí, cuando llega un día de descanso y me dicen ‘Jo, ¿mañana no vienes?’, es demasiado. Por un percance, me rompí la pierna y hubo varios residentes que fueron hasta Palencia a verme al hospital. Además, cuando vine, salía de casa a sentarme en un banco frente al centro y, cuando salían los ancianos, me rodeaban y cantaban. Si les motivase, podría hacer con ellos una revolución (ríe). Confían en mí mucho, me cuentan sus problemas como si fuera su hija o su madre, dependiendo del caso.

-¿Qué es lo más triste de su trabajo?

-Por supuesto, el que alguien no vaya a volver a tu despacho porque ha fallecido. Me queda una pena muy grande.

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