ANICETO LOMA LUIS MAESTRO JUBILADO EN TRES MINUTOS «La educación es una vocación que llena tu vida»
JOSE CARLOS DIEZ / GUARDO
Aniceto Loma tiene 60 años, lleva 36 de ellos dedicado a la docencia. El pasado junio, ha dicho adiós a las aulas al recibir su jubilación por número de años trabajados. En los últimos años, ha sido el encargado de la dirección del colegio Vegarredonda de Guardo.
-¿Por qué eligió la docencia como profesión y no otra?
–No había pensado en otras cosas. Cuando estudiaba en los Maristas, buenos educadores, me sentí identificado con su manera de educar y quise imitarles. No me gustaban las empresas y tenía claro lo que quería hacer en mi vida y lo que me gustaba: educar a los pupilos de entonces.
-¿Qué ha significado para usted la educación?
–Llenar una vida, ya crees la educación tu vocación, haces de ella una dedicación exclusiva. Yo me eduqué en Muñeca, con una sola persona que atendía a 100 alumnos. Ya cuando yo comencé, había clases en las que el número de alumnos se encontraba entre los 30 y los 40, aunque en Ordicia (Guipúzcoa) llegué a atender a 70 alumnos, en unos bajos de unos edificios en los que las ratas andaban por el suelo del aula. Todo esto ha ido mejorando con el tiempo.
-Si cerrase los ojos, ¿qué momentos le vienen a la mente?
–Muchos. Aparte de los más de 70 alumnos de Ordicia, me acuerdo de cuando hicimos el examen para la plaza. Cuando aprobabas, te mandaban donde quisieran, yo me marché a Galicia y de los que se examinaban conmigo, mis dos compañeros: uno se marchó a Cádiz y el otro al Pirineo catalán. También recuerdo las nevadas y el frío de Prioro, donde disfruté mucho, aunque lo que más me llama la atención es que nunca abandoné la energía y la pasión emocional por la educación. He mantenido un esfuerzo constante en educar a los muchachos y en ayudarles a que superen los traumas de hoy en día.
-¿Qué le va a suponer el jubilarse?
–Aún no lo he pensado, porque el hecho de no ir en julio al colegio, es igual que todos lo años. Cuando no tenga que volver en septiembre, me plantearé este tipo de respuestas más filosóficas. El último día, he de reconocer que fue especial, ya que me despedí de un grupo juguetón y travieso, pero trabajador. Toda despedida deja un poso y un poco de emoción, aunque supongo que esto me haga disfrutarun poco más y ahora pueda ir a pasear, a recoger setas y a pasar más tiempo con la familia.