La enésima reconversión
El anuncio de cierre de Celanese, los problemas de Castileón y la demora de otras empresas en instalarse recuerdan a los vecinos las crisis de los ochenta
JOSE CARLOS DIEZ / GUARDO
El futuro inmediato de Guardo se presenta verdaderamente negro e incierto para los vecinos y para las jóvenes generaciones. El anuncio de cierre de la planta química de Celanese, los problemas medioambientales en las granjas porcinas de Castileón, sobre las que pende una sentencia de cierre, y la demora de Iberovo en iniciar la prometida fábrica, están provocando el pesimismo entre la población y la sensación de que esta historia de cierres y de empresas que no llegan ya la han vivido antes y ahora vuelve a ensombrecer sus esperanzas.
El anuncio de cierre de Celanese ha caído en la localidad como un mazazo, al tratarse de una fábrica que ha pasado por varios propietarios y en la que han trabajado varias generaciones de vecinos. Su actividad comenzó en 1941, siendo la primera industria química de Palencia, cuando la entonces Unión Española de Explosivos ofreció al Ayuntamiento instalarse en Guardo.
En 1958, la empresa Explosivos Río Tinto comenzó en Guardo la fabricación de alcoholes polivinílicos, hasta que pasó a pertenecer a Ercros. Posteriormente, la factoría fue absorbida por Erkimia, que junto a Rhône-Poulenc formaron Erkol en 1990. En 1995, ambas pasaron a formar parte del grupo Acetex, aunque Erkol siguió existiendo como tal hasta la compra en el 2005 de la fábrica guardense por parte del grupo americano Celanese Chemicals Ibérica.
En esta triste evolución y declive de la mayor industria química de la provincia, cabe destacar que en el año 1980 la plantilla alcanzaba la cifra de 400 trabajadores, y que en la actualidad solamente son 46 las personas que operan en la planta.
Según un estudio de la empresa que no ha convencido a los trabajadores, la factoría guardense tiene una baja rentabilidad, altos costes de producción, un mercado sobresaturado, mala situación geográfica y una capacidad de producción reducida.
El pasado 22 de mayo, la multinacional americana Celanese Chemicals anunció el cierre de la factoría de Guardo y de otras tres, repartidas entre Francia, Inglaterra y Estados Unidos. Las reacciones por el anuncio de cierre no se han hecho esperar. Los vecinos han salido a la calle, convocados por IU, mientras el alcalde en funciones, Carlos Rojo, ha viajado hasta Tarragona y ha logrado la visita de la vicepresidenta, Rebecca Humensine. La Junta ha ofrecido subvenciones del Plan Miner para que siga la actividad. Todos intentan que continúe, pero el futuro está por escribirse.