BEGOÑA GUTIÉRREZ DEL BLANCO HOMENAJEADA POR EL AYUNTAMIENTO «No puedo entender mi vida sin mi trabajo de cara al público, es inseparable»
JOSE CARLOS DIEZ / GUARDO
El Ayuntamiento y las asociaciones de mujeres premian el trabajo de Begoña al frente de varios negocios en Guardo
Begoña Gutiérrez del Blanco recibió el viernes en la Casa de la Cultura de Guardo un homenaje por parte del Ayuntamiento y las diferentes asociaciones de mujeres de la localidad en reconocimiento a su trayectoria profesional . Nacida en el seno de una familia humilde, y la mayor de siete hermanas, Begoña tuvo que hacerse cargo de la familia con apenas 15 años tras morir su padre. Emigró a Bilbao para servir en un domicilio particular durante cinco años, añorando su pueblo desde la distancia.
-¿Cómo se siente tras recibir este homenaje?
-Es una alegría y un gran orgullo recibir este reconocimiento y premio no solo de parte del alcalde, Carlos Rojo, sino de muchos vecinos que de alguna manera me han acompañado a lo largo de mi carrera profesional, al frente de diferentes establecimientos y negocios. No puedo entender mi vida sin mi trabajo de cara al público, ha sido algo muy gratificante que no puedo separar de mi trayectoria laboral y personal.
-¿De qué modo influyó su estancia y trabajo en el País Vasco en su trayectoria profesional posterior?
-Fue una experiencia dura, pero que me sirvió después para aprender y enfocar mi futuro. Cuando regresé a Guardo, comencé a trabajar en una tintorería, donde permanecí como empleada durante doce años . Al poco tiempo me casé con el que fue mi marido, Juan Renedo, más conocido en Guardo como ‘Juan el pintor’, con quien tuve tres maravillosos hijos: Juan Luís, Begoña y Cristina. Primero trabajé en el negocio de mi marido, y con el paso del tiempo, cuando la economía familia iba mejor, abrí mi propia mercería. Me hice cargo de este negocio además del cuidado de la casa y de los hijos, aunque tuve que contratar a una chica para que me ayudase.
-¿Cómo fue su trabajo al frente de la mercería?
-Fue una experiencia maravillosa. Me gustaba trabajar de cara al público y atender a los clientes. Esto me hizo ser muy conocida en Guardo, algo que me ha hecho verdaderamente feliz, al haberme podido relacionarse con multitud de personas.
-¿Hasta cuándo se hizo cargo de este establecimiento?
-En el 2001 me quedé viuda y pensé que reunía las fuerzas suficientes para seguir adelante. Sin embargo, como ya había cotizado 35 años a la Seguridad Social, decidí jubilarme, aunque no fue una decisión fácil. Tenía que despedirme de mi negocio, que ahora regente mi hija Begoña.
-¿Qué tal ha llevado la jubilación?
-En un primer momento pensé que me aburriría, pero nada más lejos de la realidad. Ahora acudo a clases de gimnasia y, algo que no pude hacer cuando era joven, lo estoy haciendo ahora, estudiar. Tras la inauguración del centro de la Universidad de la Experiencia en Guardo, me matriculé en este centro educativo y cumplí así uno de mis sueños: aprender todas aquellas cosas que no había podido hacer cuando era joven y cuando me tocó trabajar para sacar adelante a mi familia. Los profesores que tenemos se han amoldado perfectamente a nuestro nivel y entre compañeros tenemos una relación estupenda. Hacemos postres y los llevamos para acompañar el café que tomamos tras las clases.
-¿Cómo resumiría su vida?
-Con muchos sacrificios, pero ha merecido la pena y he sabido salir adelante. He conseguido que mis tres hijos cursaran una carrera universitaria y ser feliz, además de disfrutar de la vida como he intentado en todos estos años junto con mi familia.