MARÍA CALLE ALLENDE SOCIA Y COLABORADORA DE LA PROTECTORA DE ANIMALES DE GUARDO EN TRES MINUTOS «La pena no da de comer a los perros abandonados»
JOSE CARLOS DIEZ / GUARDO
Con sus 58 años, lleva cinco dedicada en cuerpo y alma a la Asociación Protectora de Animales Mano a Mano de Guardo, desde que comenzó esta actividad en la localidad norteña palentina.
-¿Cuál es su labor dentro de la Protectora?
-Hace cinco años, comencé a colaborar en la Protectora, acudiendo dos días a la semana para realizar las labores de limpieza y dar de comer a los animales, aunque desde hace dos años y, por motivos personales, no puedo ir más que un día a la semana, pero es una labor gratificante que realizo de una manera totalmente voluntaria y altruista. Además, el día que voy no tengo hora de vuelta a casa.
-¿Qué le impulsó a colaborar con la Protectora?
-Vi un anuncio de la asociación en la que solicitaban ayuda y me sentí atraída por la idea, ya que siento un profundo cariño por los animales, seres que nos aportan más de lo que nosotros les podemos dar a ellos.
-¿Cómo define la función de la Protectora?
Como imprescindible, pues hay muy poca gente que se preste a estas tareas. Hay que pensar que, aunque a la gente le de pena que los perros sean abandonados, de la pena no comen, sino que hay que alimentarlos y cuidarlos.
-¿Cree que la gente es más animal que los propios animales al abandonarlos?
-No creo que sea eso, sino que no están suficientemente concienciados, puesto que todo esto tiene que ser una educación que hay que recibir desde pequeños. Además, creo que la cultura de los pueblos se nota en el trato hacia los animales, aunque en Guardo todavía queda mucha labor por hacer.
-¿Cómo se podría animar a participar a la gente?
-Lo primero, deberían visitar la Protectora, para poder evaluar la labor que realizamos.
-¿Qué otras labores realiza en relación con los animales?
-Por ejemplo, yo he recogido dos perros que la Protectora no podía atender y a los que tengo que dedicar actualmente unas dos horas y media diarias. Uno de ellos sufrió un atropello y el otro tiene problemas articulares y no podía andar, aunque con ejercicio y una silla canina se encuentran muy felices ambos.
-¿Es cierto que los animales acompañan tanto como se dice?
-Sí, es totalmente cierto. Sin ir más lejos, cuando mi padre comenzó a tener problemas de visión y depresiones, adopté un perro de la Protectora, y para él fue la mejor terapia; no podía ir a ningún sitio sin él. Además, al fallecer mi padre, el hecho de estar cuidando los perros, me ha ayudado muchísimo. Es más, muchos días, llegas a soñar con ellos, pensando en cómo se sentirán o si estarán bien.
-Cinco años dan para muchas anécdotas…
-Bueno, el día que me llamaron de Radio Nacional de España, en el programa de Julio César Iglesias, me comentaron que al terminar mi intervención se colapsaron las líneas, pues gran cantidad de gente llamó para informarse de nuestra labor y para ayudarnos.