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HIGINIO MARTÍNEZ CRESPO ANTIGUO DIRECTOR DEL CENTRO SALESIANO DON BOSCO DE VILLAMURIEL EN TRES MINUTOS «Esta nueva ola de laicismo nace de la ignorancia»

Higinio Martínez Crespo

JOSE CARLOS DIEZ / GUARDO

Este salesiano, que frisa la sexta década de vida, fue hace una decena de años el director del centro Don Bosco de Villamuriel. Ahora se encuentra en León siguiendo con su labor docente, aunque no puede estar sin visitar su antiguo colegio, lo que hace con cierta frecuencia.

-¿Qué consiguió para el colegio de Villamuriel en los años que estuvo como director?

-La dirección de un colegio no es obra de una sola persona, sino de un equipo que contribuye con sus ideas, conocimientos, imaginación, experiencia y también muchísima ilusión. Logros conseguidos por aquel equipo se me ocurren los siguientes: el concierto con el Ministerio de Educación para la homologación como centro concertado, con lo que los alumnos recibían enseñanza y educación gratuitas. Dos nuevas especialidades en grado medio y superior, un nuevo taller de chapa y pintura y la implantación de la ESO.

-¿Villlamuriel ha sido su mejor destino profesional?

-Siempre me he encontrado a gusto en los destinos donde he desarrollado toda mi actividad. Y Villamuriel fue un campo de trabajo muy agradable y pleno de satisfacciones por la calidad y la cercanía de su gente.

-¿Cómo ve el actual modelo de educación?

-En decadencia, pero es un reflejo de otras carencias: familiares, de educación cívica, de valores Pagaremos un precio muy alto por esta dejación del respeto, del trabajo serio y responsable. Pero soy también optimista y creo en las posibilidades de los jóvenes para conseguir un mundo mejor.

-¿Qué ofrecen a sus alumnos los salesianos?

-Una formación integral en lo académico, social, trascendente y lúdica, basada en una educación que tiene como apoyos el sistema preventivo de Don Bosco: razón, religión y el espíritu de familia.

-¿Cuál es su opinión sobre la paulatina desaparición de la Religión de los planes de estudio?

-Considero un craso error cercenar la libertad de conciencia. Orillar a Dios es el mayor perjuicio que se puede infligir a las personas y, por tanto, a la sociedad. Dios, bajo cualquier nomenclatura, no es enemigo del ser humano, sino su máximo valedor, su compañero de viaje para vivir una existencia más digna, más gratificante y, en suma, más plena. La actual ola de laicismo me parece hipócrita y nacida de prejuicios asentados en la ignorancia y en el miedo a la verdad

-¿Qué es lo que más valora de sus alumnos?

-Las cualidades que tienen, sobre todo su sinceridad, sus desinhibiciones ante lo establecido. El idealismo y la generosidad ante las causas nobles.

-¿Por último, qué le llevó a ordenarse como salesiano?

-Haber viajado por el Tercer Mundo y ver tantos adolescentes y jóvenes necesitados de todo lo importante. Esto, sobre todo, determinó dedicar mi vida al trabajo con el mundo juvenil, y los salesianos me parecieron muy aptos para poder llenar mis aspiraciones cristianas, humanas y profesionales.

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